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Seis por uno, pero ¿bastará?

Cada verano, desde hace tres o cuatro, se ha manejado la posibilidad de que Torres saliera del Atlético. Bueno, cada verano y casi cada invierno. Desde que apareció este jugador, de talla singular, se ha especulado sobre si el Atlético le ofrecía suficiente envoltorio o no. Dicho en plata: ¿era el Atlético poco club para un jugador de tanto vuelo? ¿Acabaría el mercado por absorberle? En esa discusión hemos consumido unos cuantos años. Años en los que cada niño nuevo que se ha afiliado al Atlético lo ha hecho comprándose la camiseta de Torres. Pero años también en los que el Atlético no pisó Europa.

Ahora todo eso se acaba: el Niño Torres se va. "Volveré, mi corazón se queda aquí". Sí, pero no jugará aquí, y queda una cierta sensación de fracaso colectivo en su salida, como ha ocurrido cada vez que se ha ido fuera un gran jugador español, llámese Luis Suárez, Del Sol o Peiró, ya remotos, o Mendieta o Xabi Alonso, tan recientes. Se va porque el Atlético no ha sido capaz aún de pisar Europa, ni en Champions ni en UEFA. Se va porque los años se le pasan y busca un escenario que aquí no le ofrecen. Y se va, también, porque algunos aficionados preferían perder ante el Barça. Porque jugaban a otra cosa.

Ahora el Atlético empieza por otro lado. También conozco atléticos de buen juicio que piensan que así es mejor. Que Torres no era para tanto. Que si lo fuera, el Atlético habría conseguido más cosas con él, y que perder este fetiche puede espabilar a muchos. El club ofrece seis por uno: Forlán, Raúl y Luis García, Abbiati, Cléber Santana y espero que Quaresma. Gente buena para hacer un nuevo equipo. ¿Compensará? Ese es el desafío de Aguirre. Pero hoy por hoy lo que percibo sobre todo es la desilusión por algo que pudo ser y no fue, por la salida de un símbolo. Una herida que quizá cure el tiempo. O no.