Kaká quiere venir, sí, pero... ¿cuánto?

Kaká le ha pedido a Berlusconi que escuche al Madrid, me dicen. Eso confirmaría que está interesado en venir. Quizá porque va a ganar más dinero, quizá porque teme que al final Ronaldinho aún aparezca por allí y le quite plano, quizá porque sea, como muchas de estas megaestrellas, un coleccionista de grandes experiencias y de grandes escenarios. O quizá, como querría mi buen Roncero, porque es del Madrid desde pequeñito y toda su vida habría estado destinada a ese puerto final. Quién sabe. El caso es que parece que sí, que quiere venir. Pero ¿cuánto quiere venir? ¿Con qué fuerza lo desea?

Porque esa es la clave y no hay otra. El Madrid está dispuesto a pagar una cantidad récord (80 millones). Porque los tiene, porque es un jugador excepcional, porque una vez reforzados los lazos de Cristiano Ronaldo con el Manchester United no hay otro que se le aproxime (salvo quizá los del Barça, inaccesibles para el Madrid, o ni esos siquiera) y porque Calderón aún arrastra como una cruz aquella promesa, lanzada más desde su proverbial e inmoderado optimismo que desde el ánimo de engañar. El Madrid está dispuesto a pagar, pero el Milán es rico, muy rico, y no vende sino lo que le sobra.

En la monumental tacada de fichajes de galácticos, Florentino supo favorecerse de la incomodidad de ellos con sus clubes anteriores. Figo se consideraba mal pagado; Zidane y Ronaldo vieron en el Madrid de Del Bosque una promesa de libertad para su juego, encorsetado en el rigor de Italia; Beckham había llegado a recibir un botazo en la cara de Ferguson, al que irritaba el poder de Victoria sobre su pupilo. Todos apretaron para salir, porque venían de una situación que no les gustaba. Y el Madrid pagó, claro. Pero el dinero no basta. Hace falta una presión seria del jugador. ¿La hará Kaká? Es la duda.