No se entiende tanta crítica contra Paco Flores por el simple hecho de que haya dicho que el leit motiv de su condición de entrenador es ganarle al Barcelona. Forjado como futbolista y como técnico en el Espanyol, donde ha pasado buena parte de su vida, Flores se diferencia de otros que sienten lo mismo en que él lo dice en público. O sea, hipocresías, las justas. Flores se enteró del nacimiento de su hija durante el descanso de un derbi. Flores marcó su primer gol como profesional en un derbi. Flores viene de padecer en sus carnes el enésimo error arbitral, en la semifinal de la Copa Catalunya, que -claro- acabó por decantarse del lado culé.

No se entiende, por tanto, que ahora los hinchas y muchos tertulianos carguen contra el entrenador del Nàstic por haber admitido que le tiene tantas ganas al Barça como le ha tenido siempre. No se entiende, como no se entendía el malestar de los culés, por las ganas del Espanyol antes del derbi. ¿Qué esperan, que el Nàstic les haga el pasillo por haber ganado la Copa Catalunya? ¿Que se dejen ganar por el bien del círculo virtuoso?