Como todo el que siente los colores del Cádiz, no olvido que el pasado diciembre los de la capital derrotaron en el mismísimo Chapín al Xerez y lo hizo por un rotundo 1-4. Los azulinos, entonces dirigido por Murcia, no habían perdido en su feudo y se las prometían felices ante un, por entonces, dubitativo Cádiz. Recuerdo que Pedrito Alemán, que en las vísperas se mostraba eufórico, amenaza desde estas páginas con una goleada local y se aprovechaba de mi afonía para recalcar que no iba a cantar un solo gol del equipo cadista. Iluso... Terminó con el semblante amarillo de lo mal que lo pasó. Pedro apenas recuperó el color de su rostro y le tuvieron que maquillar en exceso para dar imagen en el programa del lunes en Localia.

Le veía en la tele y sufría por él. El ridículo que hizo pronosticando ni él mismo se lo perdona. Me comentaron que tuvo descomposición de vientre y le duró tres días. Sin embargo, el próximo domingo todo cambia. Ni Xerez ni Cádiz se juegan demasiado y lo que atrae del partido es conocer quién de los dos sale victorioso. A mí me preocupa el estado en que pueda terminar mi amigo Pedro, que lo es pese a las diferencias futbolísticas, que tengamos. Si el Xerez vuelve a perder, y no digamos si cae como en la ida, a Alemán le da un 'jamacuco'. No quiero ni llegar a pensar que un dolor de estómago le dejase, Dios no lo quiera, ingresado en la capital gaditana. ¡Ay Pedrito! ¿Se lo imaginan con carita amarilla y brotes azulados? Sí señor, todo un marciano.