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Madrid, Barça y contratos de imagen

Hace algunos días charlaba yo con un directivo culé sobre los parecidos y las diferencias entre el modelo del Barça de hoy y el del 'Madrid galáctico', y sobre los riesgos de que aquel fuera tan fugaz como este. Pero mi interlocutor me hizo ver una diferencia a su juicio esencial: "En el Barça dejamos todos los derechos de imagen para el jugador. El Barça no cobra de ello. Y eso pone en menor riesgo la autoridad del entrenador." Y posiblemente sea verdad. Aquel supuesto hallazgo de Florentino de 'pagarse' las fichas de los galácticos con la mitad de los ingresos de publicidad de estos quizá no fuera tan buena idea.

Cuando se hablaba de 'galácticos' era por algo. Jugadores especiales, no sólo por sus balones de oro, sino porque arrimaban ingresos al club de forma individual y diferenciada. Eso les daba unos derechos sobre 'los otros'. En la práctica, eran como socios comerciales de una supersociedad en la que el Real Madrid era el socio de referencia, por así decir, con las responsabilidad de la gestión, pero en la que cada galáctico era casi un copropietario, o como tal se sentía. En cierto modo, estaban pagando parte del contrato del entrenador, y del de sus propios compañeros. ¿Cómo negarles un trato especial?

Por eso podían mover días de entrenamientos para rodar anuncios y hasta escaquearse discretamente de la disciplina general. El modelo (que al final no dio tanto de sí, salvo en el caso de Ronaldo, porque Beckham se las apañó para hacer valer sus acuerdos anteriores a su fichaje con el Madrid) fue quizá la principal carcoma del sistema. El Barça ha rehuido esa fórmula. Y Rijkaard dura. Ninguno de sus subordinados paga parte de su sueldo. Los hay más o menos vainas, pero ninguno paga parte de su sueldo. Ahora que el Madrid va tras Cristiano Ronaldo haría bien en reconsiderar aquella estrategia.