Beckham castigó la soberbia de Capello

Bueno, pues Beckham fue mano de santo. Ganaba la Real, ya estaba yo preguntando cuál es la fecha tope para apuntarse a la Intertoto (y atención, no sea que al final no resulte una mala idea) cuando Beckham empató con una falta. El portero hizo lo suyo (menos que Casillas en el gol de la Real, en todo caso) pero la falta iba bien tirada. Desde el callejón del ocho, posición de zurdos, lanzó su derechazo con trayectoria curva descendente hacia el palo del portero. La pelota pasó junto a la barrera, eso retrasó a Bravo... y gol. Celebración sana, colectiva, sin revanchas ni gestos al tirano. Beckham es un ‘gentleman’.

Un ‘gentleman’ al que quizá deba Capello su supervivencia a estas alturas, no sé. Porque si llega a perder ayer con el equipo que hizo, un regreso al Plan A, no sé qué hubiera pasado. Retiró a Higuain, recuperó a Emerson, presentó otra vez el aburrido equipo de treintañeros, sin velocidad, sin desborde, sin gracia alguna. Con las torpezas hilarantes de Cannavaro, con la pesadez colectiva. Un regreso a la caverna, pero sin Ronaldo, al final única víctima del calentón que se cogió Capello tras las derrotas con el Recre y el Depor. Vuelven a jugar los mismos: los que mandan y pueden.

Al menos se ha salvado Gago, pero este torbellino le engullirá. La victoria es equívoca porque el tercer gol, como los dos anteriores, lo facilitó un fallo del portero. Y el Madrid no llegó más. La Real sí. Al menos permitió que Casillas, con cuatro paradas de mérito, tapara su regalo inicial. Bajo la lluvia de Anoeta se reveló como un equipo esforzado, carente de muchas cosas, pero dispuesto a vender cara su piel. El portero le falló ayer dos veces, las dos únicas que fue requerido. Por eso perdió. Pero el resultado queda y le atornilla en el fondo de la tabla. En cuanto al Madrid, esto le da una semana de calma ficticia.