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Esto es una gran tomadura de Capello

Ronaldo en Milán, Beckham en el palco, Cassano suspendido, Emerson y Cannavaro dados por definitivamente no aptos para el servicio, Nieto raptado de la expedición del Castilla a última hora, para seguir dejando a Beckham fuera, el equipo en pretemporada en pleno mes de febrero, después de cien millones gastados en fichajes... El Bernabéu no puede más y estalla. Calderón creía que iban a pasar sus problemas a partir de la sentencia, que siempre esperó favorable. Pero el verdadero problema sigue, y es Capello, que se ha estrellado, se ha enrocado y le está arrastrando al abismo.

Camacho fracasó aquí hace dos años y medio y se marchó. Fue una decepción, pero al tiempo un gesto de honradez, de vergüenza torera. De Capello lo único que puede esperarse ya es eso, que se marche hoy mismo, que no trate de consumar el asalto económico, que cobre hasta hoy (tampoco lo ha merecido) y quede como un señor. En un tiempo se le quiso aquí. Es rico y podrá seguir teniendo trabajo. Haría bien en marcharse y dejar el campo libre para quien sea. El equipo es víctima de su desconcierto. Capello ha gastado cien millones en fichajes y el Madrid hace un fútbol de campo de tierra.

Un día eché la cuenta de lo que sumaban los tres años que Capello tiene firmados, más los fichajes de Cannavaro y Emerson y sus respectivas pagas por tres años (tuve la generosidad de dar por buenos los fichajes de Diarra y Van Nistelrooy, que ya es conceder), más los seis meses de Beckham sin utilizar, más los ocho de Cassano en la misma circunstancia y el dinero perdido en la operación Ronaldo. Hagan la cuenta y verán qué enormidad les sale. Eso ha costado la operación Capello, ese ha sido el precio de un mal consejo de Mijatovic. Pero hay un precio mayor: la destrucción de un presidente.