La sabiduría del gran capitán
Cuando el Real Madrid acudió a Trondheim hace cinco años con la soga de la eliminación al cuello, el equipo también estaba en el ojo furioso de la crítica, la gestión de Lorenzo Sanz empezaba a estar seriamente cuestionada y actores 'secundarios' como Casillas (por entonces un niño de 18 años) e Iván Campo se veían obligados a hacer el partido de sus vidas para frenar a ese gigantón en forma de troll llamado Carew. Sólo valía ganar y, como siempre en esas misiones adecuadas para los boinas verdes, apareció Raúl. Metió el gol de la salvación con un tiro ajustado y preciso. Meses después llegó la Octava en París y Raúl dejó de nuevo su sello con Cañizares rendido en la hierba.
Por eso, en tiempos de dudas generadas desde el propio club, es terapéutico aferrarse a los símbolos. A este capitán de 28 años que ayer dio una gran lección saliendo en defensa de Alfredo Di Stéfano y anunciando que la patética imagen de Riazor no puede volver a repetirse. No ha sido la prensa insidiosa. Lo ha dicho la autoridad moral más grande de ese vestuario que ya ha ganado tres Champions. Los inquilinos de la planta noble deberían agachar la cabeza, asumir sus errores y aprender la lección. Raúl ha trazado el camino de la Décima. Respetemos a los profesionales