Los toros bleus desde la barrera

No voy a mentir. Ayer me pareció un poco extraño ver a Zinedine Zidane en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Ayer, justamente, un día en que todos los cracks mundiales estaban con sus respectivas selecciones, un día en que Francia ya se jugaba mucho en un partido de clasificación para el próximo Mundial. Pero nos tenemos que acostumbrar a ello : Zizou no vestirá nunca más la camiseta de los Bleus. Se podía pensar que después de diez años con Francia, el gran capitán pudiera sufrir unos posibles remordimientos, pensar que se había equivocado y que todavía le podía echar una mano a su país. Pero no, la madurez que aporta la treintena y, sobre todo, años y años de profesional, han hecho que Zidane se sinta muy a gusto en su nueva vida sin la selección.

Ver los toros bleus desde la barrera no le molesta nada porque ha alcanzado la tranquilidad que buscaba. Vi a Zizou muy relajado ayer. Vi a un hombre seguro de haber tomado la buena decisión, pero vi a un jugador que se sentía todavía futbolista en cada una de sus células. Los aficionados merengues no tienen nada que temer: Zinedine Zidane todavía tiene una enorme ansia por ganar partidos y títulos con el equipo que le paga el sueldo. Más, me atrevería a decir, porque éste es ya el único equipo con el cual puede alcanzar nuevas metas y porque sabe que le quedan sólo un par de temporadas o tres en las piernas. Aquí una Liga, aquí una Champions La lista de los trofeos deseados por Zizou es exactamente la misma que cuando llegó en julio del 2001.

Ayer, en las palabras y en los ojos de Zidane brillaba un mensaje más que claro. El número uno de los galácticos ya no juega en francés, pero todavía tiene muchas cosas que decir en español. Próximo discurso: el sábado en el estadio Santiago Bernabéu. Allí siempre habla claro.