Max Manow redefine los límites del paracaidismo con una hazaña sin precedentes
El alemán logró un innovador ‘paracaidismo sin fin’ conectándose a un avión en pleno vuelo con un gancho y ascendiendo por el cañón Hell Hole Bend de Arizona antes de volverse a soltar al vacío.


El paracaidista alemán Max Manow ha llevado el concepto de aventura aérea a un nuevo nivel con una asombrosa primicia mundial en los paisajes dramáticos del Parque Tribal del Pequeño Río Colorado, ubicado en la Nación Navajo. Manow logró un impresionante salto desde un helicóptero, enganchándose a una avioneta en picado en pleno vuelo y ascendiendo por el majestuoso cañón Hell Hole Bend.
Desde allí, ejecutó lo que él mismo ha bautizado como “paracaidismo sin fin”, una hazaña revolucionaria que promete cambiar el deporte para siempre. El salto de Manow incluyó un movimiento de alta precisión: tras lanzarse desde un helicóptero, persiguió a un avión en movimiento y logró sujetarse a él utilizando un gancho diseñado a medida, lo que le permitió ser remolcado con su traje de alas fuera del cañón antes de soltarse en caída libre nuevamente.
La misión requirió meses de preparación meticulosa. Manow pasó cinco meses entrenándose en un túnel de viento en Estocolmo para dominar las técnicas necesarias. Por su parte, Luke Aikins, leyenda de las Fuerzas Aéreas de Red Bull, modificó el Cessna 182 con un sistema de freno de aire y gancho especial para garantizar que la maniobra fuera segura y replicable.
La logística no dejó margen para errores: Hell Hole Bend, con solo 240 metros de ancho y 427 metros de profundidad, exigió máxima precisión. Durante la aproximación, Manow enfrentó velocidades de hasta 150 km/h. “Todo es cuestión de confianza”, afirmó Manow tras la hazaña. “El primer gran reto fue encontrarme con Luke en el aire y engancharme al mango del avión. La corriente de aire era impredecible y me lanzaba de un lado a otro. Tuvimos que aprender muchas formas nuevas de volar”.
Aikins añadió: “Cuando Max me propuso remolcarlo con el avión, pensé que estaba un poco loco. Pero con comunicación constante por radio y confianza mutua, lo logramos”.
El concepto de “paracaidismo sin fin” abre nuevas posibilidades para el deporte extremo. “En teoría, podría repetir el proceso una y otra vez, sin necesidad de aterrizar”, comentó Manow, anticipando un cambio radical en el mundo del paracaidismo.
El proyecto también destacó el valor de la cooperación y la innovación. Aaron Fitzgerald, de las Fuerzas Aéreas de Red Bull, piloteó el helicóptero de apoyo, mientras que Marco Fürst capturó imágenes aéreas de la hazaña.
Las claves
Altitud de salida del helicóptero: 10,000 pies (3,048 metros)
Velocidad de ascenso mientras está acoplado al avión: 500 pies/min (2.54 m/s)
Velocidad junto al avión antes de la conexión: ~80 nudos (41 m/s)
Dimensiones de Hell Hole Bend: 240 metros de ancho, 427 metros de profundidad
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