El cuarto no estaba vacío
Los pilotos llenaron el vivac del ‘Empty Quarter’, demostrando como sus comodidades habituales se traducen en falta de experiencia para recoger la tienda de campaña.
El Dakar volvía a enfrentarse a lo desconocido y sin embargo, fue más habitual de lo esperado para los pilotos. Tuvimos un roadbook en la mano y la dificultad no superó el nivel dos (tuvieron que explicarnos cómo funcionaba), manteniendo la tónica de todas las etapas anteriores. Pero al menos la jornada del ‘Empty Quarter’ sí fue novedosa para la Prensa que lleva la L en la matrícula. El cuarto no estaba vacío y es que por primera vez, pudimos ver a todos los pilotos que llenaban el vivac de una forma completamente diferente a lo que estamos acostumbrados. Las caravanas y las comodidades se quedaron en Shaybah, aquí terminaban viviendo como un enviado especial que encuentra cobijo en su tienda de campaña y la imagen fue, cuanto menos curiosa.
Tipos capaces de interpretar un roadbook, abrir gas y evitar los obstáculos, se reunían en grupos de hasta cinco pilotos para dar con la manera de recoger la tienda. Su experiencia en el Dakar puede ser eterna pero en acampada, inexistente. Hubo quien prefirió esconder su tienda y montar el colchón en unas jaimas donde se hizo vida desde que los pilotos llegaron a la meta. Hubo caras conocidas, otras que no tanto, y no faltó una merienda inesperada estando en Arabia Saudí gracias a Santolino, que hizo la tarde más amena y la experiencia inolvidable. Aunque esa última palabra, también podría definir perfectamente este Dakar.