Noyes: "Kenny ha visto 40 veces las imágenes de su accidente"
Han pasado seis años del terrible accidente del hijo del carismático Dennis y ahora relata su historia de superación en el libro 'Desafíos de Superbike, Moto2 & Glasgow 3'.
“Glasgow 3 es el estado de conciencia más bajo que existe, coma profundo. Creo que hace falta concienciar a la gente de lo que significa estar en coma y que el despertar no pasa como en las películas". Esto es una de las sentencias que es escribe Kenny Noyes en su autobiografía recién salida a la venta, 'Desafíos de Superbike, Moto2 y Glasgow 3'. Sólo el vídeo de presentación, que se puede ver al final de estas líneas, ya da una idea del calvario vivido por El americano de Miraflores y poleman de Moto2 en Francia 2012, además de campéon de España de SBK. Pretende ser un referente para otras personsas en problemas y al habla con su padre, el carismático Dennis Noyes, desgrana para AS los detalles del día a día de este héroe al que hace seis años, en Aragón, le cambió la vida para siempre.
-Que es un libro que nunca pensaba que escribiría y es muy especial. Se ha tirado dos años y pico haciéndolo.
-¿Cómo está Kenny a día de hoy?
-Acabamos de volver de andar. Él sin ayuda, larga distancia, como dos kilómetros por Hospitalet. Lento, pero cada vez mejor, con equilibrio. Cuando tienes una lesión como la suya, todo es como nacer de nuevo. Nosotros decimos que él tiene seis años ahora.
-¿Cuál fue exactamente la lesión?
-Un traumatismo craneal importante. Le significó entrar en un coma profundo y la gran duda era si iba a salir o no. Los médicos nos dijeron que había pocas probabilidades, pero nosotros no lo aceptamos. Seguimos hablando con él y un día, aunque no hablaba, vimos chispa en sus ojos cuando yo le contaba una vieja historia de Kenny Roberts y Randy Mamola que a él le gustaba mucho. De pronto vi que, aunque no cambiaba la expresión, los ojos se reían un poco. Había una chispa y yo sabía que estaba ahí dentro.
-Piel de gallina…
-Ha sido un largo proceso, pero poco a poco ha salido y vuelve a ser él mismo. Ahora es una lucha física para poder tener la movilidad de antes. Tiene problemas con el habla y por eso ha escrito un libro en vez de hacer un programa. (Se ríe).
-¿Recuperar el habla es lo que más cabreado le tiene ahora mismo?
-Sí, sí. Hace mucha logopedia y yo hago mucha también con él. Aunque ahora estoy en España, cuando no lo estoy nos conectamos cada día gracias a los milagros tecnológicos y estamos como media hora diaria haciendo trabajos de logopedia. Yo desde Borrego y él desde aquí, coordinando las horas de diferencia entre Estados Unidos y España, que son nueve horas y 10.000 kilómetros de distancia.
-¿Ha tenido oportunidad de hablar del accidente en todo este tiempo o es algo que él ni recuerda?
-Recordar el accidente él no lo va a recordar nunca, porque eso está eliminado, pero gracias a cámaras de seguridad del circuito de Aragón, y con la ayuda de Dorna para obtener el permiso de verlo, él ha podido ver el accidente, entenderlo, comprenderlo. Lo ha visto como cuarenta veces, para saber exactamente lo que pasó.
-¿Y fue?
-Que un piloto francés que salió de boxes iba lento y, justo en el momento en el que Kenny está saliendo de la parte del Sacacorchos, cuando él va muy comprometido y no puede cambiar de trayectoria, el otro piloto, sin saber que Kenny estaba, se mete en la trayectoria. Hay choque, la moto va contra las protecciones, vuelve con toda la mala suerte que choca directamente contra él en el casco. Él sabe lo que ha pasado y no hay nada peor que no saber lo que ha pasado.
-¿Eso le deja más tranquilo?
-Sí, y dice que él no tiene ningún rencor ni remordimiento, porque cuando sacas la licencia sabes que una cosa así te puede pasar. Esperas que no, pero pasa. Esto no significa que quieras menos el deporte de la moto. Él lo sigue a diario.
-Y usted, como padre de piloto, y no como especialista en motos, ¿cuántas veces ha maldecido aquel accidente y dígame si alguna vez se ha arrepentido de haberle transmitido esta pasión por las motos? Y perdón por la pregunta, porque puede resultar dura.
-No, no, no. Siempre lo hemos encajado bien. De hecho, yo no he sido un padre de esos que empujan hacia las carreras. Yo tengo dos hijos. A uno le van las cámaras y trabaja en televisión, en Hollywood. Y el otro, aunque yo hice todo lo posible para que jugara al béisbol, baloncesto y todo esto, yo vi cuando tenía 12 o 13 años que estaba decididísimo a seguir el Mundial de motos, porque venía de una familia donde hemos vivido esto. Como somos muy amigos, vivimos muy de cerca lo de Wayne Rainey (ha escrito el prólogo del libro). Kenny estaba con Wayne antes y después del accidente. Entramos en todo esto con los ojos abiertos y miramos sólo hacia delante. Lo importante es que ha sobrevivido a lo peor y que estamos ya con esta nueva vida. Kenny ha cumplido seis años después del accidente.
-Y ha de ser un ejemplo para otros. Sucede también con Albert Llovera, un tipo al que yo admiro mucho. ¿La filosofía de su libro pasa por poder ayudar a otras personas en problemas?
-Exactamente. Cuando pasó lo de Kenny, buscamos ejemplos de personas que han sobrevivido y triunfado después de accidentes. Ahora es Kenny el que inspira con su libro a otros.
-Dígale a Kenny que la próxima entrevista sobre su libro se la haré directamente a él, cuando mejore el habla, que lo conseguirá seguro. Dele un fuerte abrazo de mi parte y que sepa que ya me he comprado el libro para que me lo firme en kennynoyes.com/store.
-Se lo daré. Gracias Mela, un abrazo para ti también.