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FÓRMULA 1

Los deberes del Ferrari SF21

Maranello apunta a un nuevo motor, más el rediseño del difusor, para volver a luchar por el top-3 en 2021. Carlos Sainz necesita una rápida adaptación.

Actualizado a
Carlos Sainz y Riccardo Adami. Ferrari, F1 2020.
Scuderia Ferrari Press Office

Ferrari tuvo en 2020 el sexto coche y apenas sumó un punto en las últimas tres carreras. El SF1000 no tendrá una localización prioritaria en el museo de Maranello, más allá de la efeméride por el millar de carreras y el homenaje en Mugello con los colores de 1950. En la fábrica quieren olvidarse cuanto antes de su peor temporada desde 1980 y sólo se habla del futuro, del SF21 que se presentará oficialmente en los test de Barcelona a primeros de marzo. ¿Qué tienen que mejorar de un año para otro? Prácticamente todo.

Será fundamental el trabajo con el nuevo motor. La investigación de la FIA desde finales de 2019 obligó a los italianos a reformular su propulsor sin incurrir en las zonas grises del reglamento y por el camino, entre urgencias, se escaparon varias decenas de caballos. Para 2021, la unidad de potencia será completamente nueva y se desprende optimismo desde la sede. Mattia Binotto, máximo responsable de la escudería: "Puedo confirmar que el motor va bien en el banco de potencia y progresa. Puedo decir que tendremos un motor completamente nuevo en 2021. Volveremos a tener un motor competitivo, aunque no seamos los mejores, y no será el peor de la parrilla".

El segundo pilar es el coche, propiamente dicho, con serias deficiencias aerodinámicas. Generaba demasiado drag, o resistencia al aire, porque cuando se estimaron los cálculos en el pasado invierno aún contaban con la potencia perdida del viejo motor. El Ferrari ha sido el peor en velocidad punta este año y en alguna ocasión les sacaron los colores. Por ejemplo, cuando Leclerc fue perdiendo puestos en el GP de la Toscana después de situarse tercero en la arrancada. Los mayores esfuerzos de los ingenieros apuntan al tren trasero: Ferrari empleará sus dos tokens (monedas de cambio para modificar algún aspecto del monoplaza fuera del reglamento deportivo) en el rediseño del difusor porque ahí es donde aprecian la mayoría de debilidades. El problema, que varios elementos del chasis están congelados entre 2020 y 2021 para ahorrar costes.

Ferrari refuerza a sus socios

En el plano organizativo, Binotto puso en marcha varios cambios en el staff que, de ser certeros, deben dar sus frutos a medio plazo. No hay un director técnico (puesto que ocupó el propio Binotto) porque Simone Resta, que se marcha a Haas, no será sustituido oficialmente, salvo que un fichaje de postín altere esta política. La idea, que Enrico Cardile supervise todas las áreas técnicas como máximo responsable de rendimiento. Mientras tanto, Ferrari refuerza a sus socios de Haas con la construcción de un edificio anexo a Maranello para destinar recursos humanos. El techo presupuestario de 160 millones de euros les obligaba a reducir la plantilla.

Por último, los pilotos. Para borrar un año de decepciones, Ferrari se encomienda a su alineación más joven desde 1968 (con Ickx y Amon) y Leclerc será la referencia en la pista. Sin Vettel, Sainz debe completar la fase de adaptación tan rápido como sea posible para empezar a trabajar con su equipo de ingenieros y acelerar la génesis de automatismos. Tendrá uno o dos días de test a finales de enero en Fiorano con el coche de 2018. No es lo ideal, pero tampoco queda otra: con sólo un día y medio de test de pretemporada por piloto, podría haber llegado al GP de Australia sin reconocer la voz de su ingeniero de carrera. Con kilómetros y confianza, su voz ganará peso en el garaje. Y Binotto celebra la experiencia del madrileño, de 26 años, porque afronta su octava temporada en la Fórmula 1 frente a la cuarta de Leclerc. El objetivo es volver a ser, al menos, terceros en el campeonato de constructores. Manos a la obra.