Alonso: "¿El tercer título? Vuelvo porque me encanta conducir"
El asturiano atiende a AS y muestra su cara más oculta como persona, cuenta que tuvo ofertas de la Nascar o los rallys y que pudo correr Le Mans con Ferrari en GTs.
"Eh, ¿qué pasa?". Aparece por la pantalla de enfrente con una sonrisa y ve otra parecida de regreso. No es fácil descubrir a Fernando Alonso (Oviedo, 39 años), saber realmente quien es este piloto de coches que un día se 'inventó' un deporte para España, que está considerado uno de los más grandes de siempre, una persona distinta, pero que se define como normal. Tras dos años de aventuras y triunfos con la excepción a la regla de Indianápolis, regresa a la Fórmula 1. ¿Por qué? ¿Para qué? Lean…
—Cuánto tiempo… ¿Qué tal, Fernando? ¿Cómo está?
—Pues bien, la verdad, intentando aprovechar los últimos días de buen tiempo, salir en bici y disfrutar del deporte, y también aprovechar un poco los últimos días de tranquilidad porque pronto empieza la acción con trabajo ya, algún día de simulador, algún gran premio que tengo que asistir y cosas que hacer. Así que aprovechando un poco los últimos días de estar en casa y tranquilo.
—Lleva ya mucho tiempo de descanso, ¿desde cuándo estaba tanto tiempo sin trabajar?
—Este año ha sido un poco raro para todos, primero con el confinamiento y después, tras Indianápolis, no he tenido mucha actividad y sí que he podido cargar pilas, hacer vida más o menos normal… También he descansado bastante, es cierto que durante el confinamiento hice bastante deporte, pero después de Indy me he relajado, he podido estar mucho más tranquilo, también tener unas minivacaciones, aunque no son de viajes y cosas parecidas a lo que hacíamos en el pasado, pero sí con la bici aparcada y tratando de descansar del todo.
—Estos días, ¿no ha sentido la tentación de decir, oigan que eso de que volvía a la F1 era una broma y voy a seguir haciendo lo que me da la gana?
—No, no, que va, siempre tengo necesidad de estar activo o hacer algo, es como si no pudiera tener vacaciones, porque incluso cuando tengo como diez días de vacaciones, al séptimo o al octavo ya pienso, con esto hubiera sido bastante, los últimos dos o tres se me hacen largos.
—Este tiempo muchos han descubierto una faceta suya que ignoraban, la de alguien comprometido con lo que ocurre a su alrededor, ¿cómo está viviendo todo lo que ha pasado y pasa con el maldito coronavirus?
—Preocupado como todo el mundo, ha sido un shock para toda la población mundial: tener que estar en casa, el confinamiento, las medidas de seguridad, la mascarilla, las precauciones para ir al supermercado... Cosas normales que hacíamos antes en el día a día se convertían en un estrés. Lo viví como todo el mundo, con un poco de respeto, de miedo a lo desconocido, a lo que podía llegar, y lejos de la familia pues tienes además ese punto de preocupación de que les vaya todo bien, que tomen todas las precauciones y que ninguno se infecte o se ponga malo. Como una persona normal, creo que no hay diferencias en este tipo de cosas, estábamos todos en el confinamiento y lo he vivido como cualquiera.
—Este tipo de cosas nos iguala a todos…
—Cierto.
—Cuando echa la vista atrás, ¿cuáles han sido los momentos que le han hecho ser como es, en la vida y en el deporte?
—Desde pequeños crecemos con una mentalidad, una idea, nuestro carácter se forma muy al inicio, por nuestras raíces familiares, lo que vemos, nuestra educación... Cada uno va forjándose poco a poco, la vida te va llevando por un camino u otro, pero siempre he intentado ser yo mismo, preocuparme por los míos, tener un núcleo familiar muy fuerte y no dejar entrar a mucha gente en ese círculo de confianza.
—Eso cuentan sí… ¿algo más?
—También tengo un sentido de la justicia o injusticia a veces exagerado, que quizá no exista… o me doy cuenta de que no hay blanco o negro, yo lo puedo tener muy claro en mi cabeza, pero no siempre tiene por qué ser así. No tiene por qué ser justo lo que yo piense, todo el mundo tiene su opinión, pero a veces te fijas o te focalizas en una cosa e intentas seguir ese camino.
—Ahora es más flexible…
—Yo creo que sí, cuando vas madurando o van pasando los años algunas de tus ideas o de las que cosas que tenias clarísimas cuando eras joven o adolescente te das cuenta de que igual no eran así las convenciones que tenías. Ahora dejas un espacio para la duda y eres más flexible a que haya gente que tenga otras ideas y sean las correctas.
—Por lo poco que le conozco, me da la sensación de que hace (casi) siempre lo que quiere…
—Creo que siempre hay momentos en los que te gustaría hacer otras cosas y no se puede, pero por lo general sí que me siento afortunado en que, a nivel profesional, he tenido al menos los últimos diez o quince años de mi carrera la suerte de escoger lo que creía que era justo en ese momento, y lo considero un privilegio. Conozco miles de historias de chicos que no tuvieron la oportunidad de correr en monoplazas o incluso pasar del kárting, eran buenísimos, pero sin la suerte de estar en el momento y en el sitio adecuado. Así que me siento afortunado en eso…
—No siempre fue así…
—Antes, los primeros años de mi carrera profesional, en la F1 y los monoplazas te dan una oportunidad y esa es la que tienes, no puedes elegir otra. Luego me dejaron de probador, pues de probador, después al Renault, pues fenomenal también. En esos tiempos no tienes la opción de elegir.
—Hace tiempo me contó que tenía una máscara y que nunca se mostraba, ahora se deja conocer más. Y ahí entran las redes sociales y esa manera de relación directa con el aficionado. Llámeme loco, pero habrá quien piense que no le gustan los periodistas…
—(Ríe) No, no tengo nada en contra de los periodistas, pero sí es cierto, no los periodistas, si no más las redes sociales, que creo que han influido en el periodismo. Creo que de alguna manera u otra nos cambiaron la vida a todos. Hace quince años hay cosas que no se harían de la misma manera. Hay búsqueda de clics o de algo en una web con noticias que a lo mejor provienen de una red social, de un tuit o de alguien que ha puesto una foto, y todos los periódicos del mundo la copian y la pegan. Eso no existiría en el pasado, pero bueno, es parte también del mundo en el que vivimos, de ser una persona mediática. Cuando las cosas salen bien, tienes una repercusión brutal, y cuando hay dos meses sin carreras y se tiene que hablar de ti, se tiene que hablar de ti de cualquier cosa, de cualquier motivo, y a lo mejor sin tener ningún criterio en lo que se dice, pero forma parte del juego.
—¿Ha superado esa sensación de sentirse permanentemente juzgado?
—Sí, yo creo que en general con el paso de los años ves que los momentos muy buenos duran lo que duran y los momentos muy malos duran, igual. A lo mejor esos momentos de frustración, o de esa justicia o injusticia que yo veo en las cosas, pues sabes que a los dos días hay otra cosa y pasas página de todo.
—Dejó la F1 y empezó a hacer algunas cosas que para otros pilotos serían locuras. ¿Qué ha aprendido este tiempo sin Fórmula 1?
—He experimentado otras partes del mundo del motor que tenía pensadas hace tiempo, no voy a negar que la ilusión por correr las 24 Horas de Le Mans venía a lo mejor del 2013. Ya en 2014 cuando estaba en Ferrari hablé con Montezemolo para que me dejase correr con Ferrari en los GT. Después, ya en 2015 con McLaren, la idea era correr con Porsche. Entonces, al dejar la F1 pude experimentar esas carreras que tenía en mi cabeza como Le Mans, Daytona, el Mundial de Resistencia, el Dakar…
—El Dakar, ahí es cuando hablaba de locuras…
—Quería hacerlo, no tenía una fecha concreta, pero si salía ahora que tenía tiempo e ilusión... y salió. Hice unos test, vi que podía salir bien, que podía ser más o menos competitivo y no solo ir a pasear, si no hubiera salido bien lo habría pospuesto, habría hecho más test, pero me sentí preparado casi desde el inicio. Así que pequeñas locuras sí, sin duda, pero enriquecedoras, y no solo a nivel deportivo. Creces como piloto y ves otras técnicas de conducción, y también tienes crecimiento personal, porque son categorías de mucho trabajo en equipo. Tanto en Resistencia como en el Dakar hay un factor humano que es importante y que es bueno vivir.
—¿Cree que es mejor piloto y persona ahora que cuando dejó la F1?
—Sí… pero no sé si me referiría solo a esas experiencias que me han mejorado. Igual si este tiempo sin F1 no hubiera hecho todo esto, también la persona crece, vives cosas que te van madurando y como piloto ayuda el no estar parado, pero ha sido algo tan diferente a la F1 que no sé si me habrán ayudado en cuanto a la conducción, así que tengo que ponerme con el simulador, los test…
—Hay que entrenarse Fernando… o lo que se pueda.
—Sí, la F1 es una contradicción, es el deporte más sofisticado del mundo, con millones y millones de inversiones, pero es el único en el que el atleta tiene prohibido entrenar.
¿Cómo es eso exactamente?
—El próximo año, en enero, hay un día y medio por piloto de entrenamiento total con el coche y a partir de ahí está el Mundial. Sería impensable que alguien que va a los Juegos Olímpicos tuviera un día y medio de entrenamiento con la jabalina y después a los Juegos… pero es lo que hay. Tenemos que buscar métodos alternativos como el simulador y otras inversiones de los equipos para suplir eso.
—Además, desde el minuto uno se le va a exigir que vaya rápido, estamos hablando de Fernando Alonso, eso es así…
—Sí, claro.
—Se ha hablado mucho… supongo que tuvo también otras propuestas para competir en otras cosas.
—Sí, sí de las más variopintas. La gente, cuando empecé a probar otra disciplinas y nuevos retos, llegaba con propuestas de todo tipo. Para la Nascar por ejemplo, aunque fuera un par de carreras o para las 500 Millas de Daytona. Correr la Fórmula E con Agag en una categoría emergente, el Mundial de Rallycross, el de Rallys... Muchas propuestas.
—Pero se decide por volver a la F1, a pesar de todo…
—Sí, cuando puse encima de la mesa todo lo que podía hacer el año que viene, la F1 me pareció la más atractiva. La idea de volver en 2021 siempre estaba ahí porque cambiaban las reglas, yo no sabía cómo me iba a sentir en la F1 después de tantos años y con la pandemia y el retraso de la reglamentación a 2022 me quedé un poco con dudas de qué hacer, si seguir un año más apartado o si sería mucho tiempo fuera. Al final decidí que lo mejor era estar dentro para preparar lo mejor posible 2022 y no estar tanto tiempo fuera y también, para ser totalmente sincero, las otras categorías no me daban la seguridad que podía tener la F1 con la pandemia. El WEC está un poco debilitado por los sponsors, carreras canceladas… Y otras categorías lo van a sufrir más, como siempre las categorías con menos recursos, los más débiles, lo sufren más.
—¿Cuando dejó la F1 ya sabía que iba a volver en 2021?
—No, no lo sabía, pero sí sabía que en caso de volver sería en 2021, porque en 2019 y 2020 con los mismos coches no me iba a atraer la idea. Con el cambio de reglas quizá me atrajera la idea, por eso puse ‘Hasta luego’ en el McLaren, no quería poner un adiós definitivo, y dejé la puerta cerrada al 95%, pero ese 5% lo quería dejar abierto para ver como me sentía. Los nuevos retos que comencé era lo que más me ilusionaba en ese momento y así fue. Y también salieron mejor de lo esperado, al ganar las 24 Horas de Daytona con Cadillac, ganar el Mundial de Resistencia y las 24 Horas de Le Mans dos veces con Toyota... Me quedaba sin esos retos por los que deje la F1, me podía centrar en las 500 Millas de Indianápolis o en el Dakar, pero es una carrera al año y yo necesito más de una carrera al año porque me gusta conducir y me gusta estar detrás del volante.
—Finalmente, no logró su objetivo de la Triple Corona. Ha sido la excepción negativa. Supongo que lo seguirá intentando…
—No lo sé, a día de hoy es un poco como la vuelta a la F1, no está cerrada la puerta porque no sé lo que me apetecerá hacer dentro de dos, tres o cuatro años cuando termine la aventura de la F1. Tampoco puedo decir al cien por cien que volveré, eso un poco como el Dakar, una carrera al año solamente, te preparas mucho, pero corres contra especialistas de esas disciplinas, tienes menos opciones que ellos. Aunque me gustaría ganarlo, es un reto difícil y estoy contento al menos de haberlo intentado y de acabar este año porque lo pensaba, si después de las dos primeras ediciones, este año no acababa… Aunque no fue el resultado que queríamos.
—Saca el lado positivo, veo…
—Sí, completar un Dakar, unas 500 Millas de Indianápolis, correr en Le Mans, en F1… Son cosas que quizá ahora con el día a día no doy importancia, pero que cuando tenga 70 u 80 años el haber participado y completar ese tipo de carreras me sentiré afortunado.
—Donde corre siempre hay esa cosa de como es Alonso, sí va allí, tiene que ganar…
—Sí, sí, lo entiendo, siempre hay una exigencia máxima en todo lo que hago y en cada vuelta que doy hay mil ojos mirando. De hecho, yo también me pongo esa misma exigencia, no estoy contento ese día o la semana siguiente a una carrera que no gano, pero con los años he aprendido a pensar también que dentro de diez o quince años me va a gustar rememorar o contar a mi familia que hice el Dakar o Indy. Me preguntarán, ¡pero ¿no eras piloto de F1?'. Sí, pero también hice esto.
—¿Vuelve a la F1 para ganar el tercer título?
—Ehhh... Me gustaría decirte que sí, pero soy consciente de las limitaciones, sobre todo en 2021, ahí sé que no. Y en 2022 es una moneda al aire que estamos tirando muchos equipos: Renault, Red Bull, Ferrari, Aston Martin… Todo el mundo piensa que va a ser el año que va a cambiar todo y va a revolucionar la F1, ojalá sea así, pero nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar y no me quiero poner en esta vuelta a la F1 ese objetivo que es tan grande y si no sale tener una mala sensación. Vuelvo a la F1 simplemente porque me encanta conducir y es una categoría que sale más o menos indemne de la pandemia, con sus limitaciones, y con una marca muy potente. Vuelvo a un equipo que me hace mucha ilusión, que ha sido como mi familia. Vuelvo feliz, vuelvo preparado, vuelvo después de dos años desconectado con las pilas cargadas y conduciré cada quince días los coches más sofisticados del mundo del motor. Así que vuelvo con esa idea. Como digo siempre, cuando el semáforo se ponga en verde todos tenemos un animal competitivo y vamos a querer ganar, quieres títulos, podios... quieres todo, pero soy consciente de las limitaciones y la dificultad que vamos a tener.