MOTOGP I SCOTT REDDING Y CARL FOGARTY
"Todos éramos unos bocazas, ninguno le gustábamos al otro"
"A los espectadores les encanta cuando los pilotos se incitan mutuamente. Esto ya no es posible", asegura Carl Fogarty.
Seguramente, si realizásemos una encuesta donde los aficionados a las dos ruedas tuvieran que señalar, a su juicio, al piloto más políticamente incorrecto, Carl Fogarty y Scott Redding mantendrían una intensa batalla por liderar esta particular clasificación.
Porque más allá de que comparten la nacionalidad británica y que Redding debutará este año, si la crisis del coronavirus lo permite, en el Mundial de Superbike a lomos de una Ducati Panigale V4 R, campeonato y fábrica que encumbró al Olimpo a Fogarty hasta en cuatro ocasiones (1994, 1995, 1998 y 1999), ambos pilotos siempre se han caracterizado por su descaro a la hora de expresar sus opiniones, una avilantez más allá de los límites del asfalto que echan de menos en los pilotos actuales de la parrilla.
"En mi época, había un inglés, yo. Y había un gran estadounidense: Edwards. Ambos éramos unos bocazas, lo que entusiasmó a los aficionados. Como en el boxeo, primero entrábamos en un intercambio verbal de golpes y luego peleábamos en la pista. Esto falta hoy en día, todos son políticamente correctos. A los espectadores les encanta cuando los pilotos se incitan mutuamente, pero esto ya no se permite debido a los patrocinadores. Te dicen qué decir y siempre tienes que decir gracias. Cuando perdí una carrera por el neumático trasero, dije que el neumático Michelín era una porquería. Esto ya no es posible, muchas cosas han cambiado. ¿Para mejor? No estoy seguro de eso", afirma el de Blackburn en 'Speedweek'.
"Cuando llegué al paddock de MotoGP con 15 años, conduje scooters hasta la medianoche, hice tonterías, fiestas... La gente no podía saberlo, porque quería decir que no eras un profesional. ¡Joder, soy un profesional y trabajo a puerta cerrada! En MotoGP te dictaminan todo. Los pantalones que tienes que usar, la camisa... Si ganaba en el BSB, era como dejar salir a un perro de su jaula. Podía ser yo mismo y divertirme con los aficionados. Pude celebrar en mi autocaravana e invitar a pilotos de otros equipos. Corro para disfrutar. Quiero mostrar cómo deberían ser las carreras en mi opinión. Por estas razones, muchos aficionados de las motos no son grandes admiradores de la Fórmula 1. Quieren ver el carácter salvaje de los pilotos de motos, pero desafortunadamente nos estamos acercando cada vez más a la Fórmula 1", amplía el de Gloucester.