Del cielo de Tailandia a la que ha reconocido como su “casa deportiva” en menos de 48 horas. Marc Márquez visitó la sede de Repsol en Madrid como flamante campeón del mundo, mejor dicho, octocampeón, luciendo un palmarés que ya le codea junto a los más grandes del motociclismo. Después de una temporada “casi perfecta”, el nombre del ilerdense pasa a formar parte de un selecto club de leyendas y pese a que tiene a tiro superar los registros de los más grandes, sobre todo por su edad (26 años), “nunca me he obsesionado en un número ni un nombre”.
La prioridad de Márquez es continuar ganando o lo que es lo mismo, seguir tan insaciable como hasta ahora. El piloto de Honda deja a un lado los números y no piensa en lo que ha conseguido hasta ahora. ¿Por qué? “Porque no quiero cambiar”. Marc quiere ser el de siempre, vivir de la pasión “que es vivir del presente”, y seguir mejorando año a año para sumar alegrías y entorchados a una lista que no cree que iguale la de Agostini. “Llegar hasta él sería lograr casi el doble que hasta ahora”, dice, sin recordar que hace algún tiempo dejó sin significado la palabra imposible.
Márquez ha demostrado que sobre el asfalto nada es inalcanzable para él, ni siquiera los 15 títulos de Giacomo, porque va camino de alcanzarle ya que con ocho coronas en su palmarés, “el año que viene tendremos que sumar una más, es el objetivo”. Ya apunta a la novena, pero a su vez el piloto de Honda es tan realista como ambicioso: “Nunca sabes cuándo se va a acabar este sueño”. Lo experimentó de primera mano en 2011, con su lesión ocular, y volvió a sufrir durante el invierno para alcanzar su máximo nivel. Sin embargo, “los momentos duros te hacen más fuerte”. Y su nivel esta temporada ha sido más superior que nunca.
El de Cervera no se ha bajado de las dos primeras posiciones en ninguna carrera salvo en Austin, tras un fallo que llegó por “la extraconfianza”. “Era una victoria aparentemente hecha y por exceso de relajación de caí”, dice Marc sobre la única mancha que ha tenido hasta ahora su temporada, en un curso donde han mejorado “más que nunca”. Sobre el papel ha parecido fácil, sobre la moto, no tanto: “Hay cuatro marcas capaces de ganar y luchar por un mundial, lo que significa que te tienes que reinventar y aprender de los veteranos y jóvenes de la categoría”.