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FÓRMULA 1

Los cinco factores que causaron la hecatombe de Ferrari

Neumáticos, unidad de potencia, aerodinámica... La Scuderia afronta el GP de Bahrein como una final para demostrar que pueden luchar por el Mundial de F1.

MELBOURNE, AUSTRALIA - MARCH 17:  Sebastian Vettel of Germany driving the (5) Scuderia Ferrari SF90  makes a pit stop during the F1 Grand Prix of Australia at Melbourne Grand Prix Circuit on March 17, 2019 in Melbourne, Australia.  (Photo by Robert Cianfl
Robert CianfloneGetty Images

"Tenemos que volver, analizar los datos y entender lo que ha sucedido". Esta fue la observación que realizó Mattia Binotto tras constatar como Sebastian Vettel y Charles Leclerc finalizaron el Gran Premio de Australia 2019 a casi un minuto de Valtteri Bottas, vencedor en las calles de Albert Park.

Un resultado, totalmente inesperado en el garaje de Maranello tras la brillante pretemporada que el SF90 había completado en el Circuit Barcelona Cataluña, que fue provocado por diversos factores que afectaron a la aerodinámica o unidad de potencia del monoplaza.

Factor número 1: el alerón delantero no funcionó 

La interpretación agresiva de la nueva aerodinámica para seguir reproduciendo el efecto lavado del alerón delantero hacia la parte trasera y mejorar el conjunto del flujo de aire del monoplaza no generó la suficiente carga para equilibrar el coche, ya que los dos flaps destinados a esta misión eran demasiados estrechos y los técnicos de la Scuderia no pudieron añadir más ángulo, contratiempo que produjo un subviraje extremo sobre todo en el centro de las curvas.

Factor número 2: una suspensión delantera demasiado conservadora 

El SF90 equipó en la cita inaugural de la 70º edición del Gran Circo un esquema de suspensiones sin casi posibilidad de ajuste o configuraciónadversidad que unida a la superficie irregular de Melbourne, estimuló un excesivo movimiento de la parte delantera del coche en sentido vertical, oscilación que se suele producir en aceleraciones y frenadas bruscas y que si no se controla conduce a un mal funcionamiento de los apéndices aerodinámicos.

Factor número 3: una unidad de potencia muy limitada

El factor número 1 provocó que los técnicos de Ferrari tuvieran que reducir la carga en la parte trasera para mitigar su impacto, solución que afectó al sistema de recuperación de energía, ya que impidió al MGU-K y MGU-H suministrar toda la potencia que demandaba el propulsor italiano y aumentó el consumo de combustible, ya que Leclerc y Vettel tuvieron que conducir en muchas curvas con las revoluciones de la parte endotérmica muy altas para favorecer la labor de estos dos elementos.

De igual modo, el factor número 2 también causó un exceso de temperatura en ciertos componentes de la unidad de potencia, obligando a usar a Vettel y Leclerc los mapas cinco y seis, los más conservadores, durante la segunda parte de la prueba.

Factor número 4: los neumáticos no entraron en temperatura

El incorrecto funcionamiento del alerón delantero suscitó que los neumáticos nunca entrasen en la ventaja óptima de funcionamiento prefijada por Pirelli, circunstancia que se agravó en demasía en el caso del tetracampeón al parar muy pronto (vuelta 14) y montar las gomas C3 para atacar la segunda posición de Lewis Hamilton en lugar del C2 que instaló el monegasco 14 vueltas, neumático que no necesita tanta temperatura para funcionar correctamente.

Factor número 5: el simulador no aportó la solución

Una de las claves de los notables avances que experimentaba el Cavallino Rampante del viernes al sábado residía en el simulador de Maranello. Antonio Giovinazzi, Daniil Kvyat, Antonio Fuoco y Davide Rigon completaban largas jornadas al norte de Italia, llegando incluso a abandonar la fábrica transalpina a altas horas de la madrugada en su búsqueda por hallar el setup correcto.

Después de la pérdida de Giovinazzi y Kvyat, Ferrari reorganizó este invierno su departamento de simulación con los fichajes de Brendon Hartley y Pascal Wehrlein. Y mientras Hartley ha aportado un soplo de aire fresco por su experiencia y metodología de trabajo, Wehrlein está sufriendo para impulsar el desarrollo del SF90 y resolver sus debilidades.

En el Gran Premio de Australia 2019 esta labor recayó en Fuoco y el alemán, ya que el neozelandés y Rigon no estaban disponibles al tener que participar en las 1000 Millas de Sebring y las 12 horas de Sebring. Una inexperencia que Ferrari intentó paliar contactando telefónicamente con el veterano piloto de Thiene.

Cuatro días. Este es el lapso que falta para que el semáforo de Sakhir se ponga verde y la Scuderia comience a constatar si han resuelto todos estos factores y alejar esos fantasmas que sugieren que el resultado de Albert Park  esconde males más serios.