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MOTOGP I GP DE JAPÓN

La solución a la crisis de Yamaha puede estar en su biografía

Tras constatar hace 15 años las deficiencias de la M1, la marca del diapasón inició una profunda reorganización liderada por Masao Furusawa.

Italian Yamaha rider Valentino Rossi (Bottom R) checks his bike prior to the first training session of the Moto Grand Prix of Germany at the Sachsenring Circuit on June 30, 2017 in Hohenstein-Ernstthal, eastern Germany.  / AFP PHOTO / Robert MICHAEL
ROBERT MICHAELAFP

24. Este es el número de carreras que acumula Yamaha sin ganar una prueba en el Mundial de MotoGP, una alargada sequía que supone la peor crisis de su historia en el campeonato y que no augura grandes atisbos de esperanza a corto plazo, a pesar de la tercera posición de Maverick Viñales en el Gran Premio de Tailandia 2018.

Porque Valentino Rossi y Viñales llevan luchando toda la temporada con una M1 que presenta una considerable falta de tracción en comparación con la Ducati y Honda, un déficit que los técnicos no consiguen descifrar su origen.

El motor, la electrónica o el reparto de pesos han sido examinados y evolucionados por los especialistas, sin encontrar esa competitividad que permita, entre otras muchas cosas, disminuir la degradación de los neumáticos. Una situación que recuerda en exceso al período que la marca de los diapasones vivió hace 15 años.

En 2003, la M1 pilotada por Alex Barros y Carlos Checa mostraba tales debilidades técnicas que Yamaha Motor Company buscó internamente a un ingeniero fuera del departamento de carreras para que incorporarse nuevas ideas.

Masao Furusawa fue la persona designada como director general de la división de desarrollo tecnológico para reestructurar un organigrama cuyas cabezas visibles pasaron a ser Kouichi Tsuji, responsable de los motores Yamaha en el Mundial de Fórmula 1, y Rossi, tricampeón de MotoGP en aquella época.

"Vamos a establecer un programa de tests muy completo durante el invierno para desarrollar la máquina. Recientemente hemos modificado ampliamente nuestra organización y confiamos en poder ofrecer el conjunto idóneo", declaró Furusawa antes de comenzar su primera temporada en Yamaha.

El resto de la historia es de sobra conocida por los aficionados a la máxima categoría del motociclismo. Rossi ganó el título en 2004, 2005, 2008 y 2009, un dominio que Jorge Lorenzo supo darle continuidad en 2010, 2012 y 2015.

"Llevamos casi un año y medio buscando soluciones sin éxito. Para salir del lugar en el que ahora nos encontramos habría que hacer lo mismo. De todas formas, no creo que tengamos un problema de pilotos. Sólo espero que alguna de las personas importantes de Yamaha vean el número de carreras sin ganar y pregunten qué pasa”, afirmó el piloto de Urbino tras finalizar octavo en el Gran Premio de Aragón 2018.

Más de una década después, tal vez es hora de que la alta dirección de Yamaha Motor Racing haga un cambio. Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan.