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FÓRMULA 1 | LA INTRAHISTORIA I GP DE ITALIA

El día que Ferrari recibió 'ayuda divina' para ganar en Monza

Se cumplen 30 años del histórico doblete de Gerhard Berger y Michelle Alboreto en el GP de Italia 1988 gracias a los abandonos de Alain Prost y Ayrton Senna.

Fans display a giant Scuderia Ferrari banner as they celebrate after the Italian Formula One Grand Prix at the Autodromo Nazionale circuit in Monza on September 3, 2017. / AFP PHOTO / ANDREJ ISAKOVIC
 PUBLICADA 04/09/17 NA MA34 3COL
ANDREJ ISAKOVICAFP

Leyenda. Composición poética extensa que narra hechos legendarios. A lo largo de sus 69 años de historia, el Mundial de Fórmula 1 ha escrito infinidad de episodios que son recordados eternamente por los aficionados, equipos o pilotos. Y uno de los mitos más legendarios tuvo lugar hace 30 años.

Corría el año 1988 y el campeonato viajaba a Italia para disputar la duodécima prueba de la temporada. McLaren Honda, la misma alianza que el año pasado puso punto y final tras acumular más de 500 puestos de sanción en tres años, dominaba con mano de hierro la competición. 

Ayrton Senna y Alain Prost se habían repartido las victorias en las once carreras que se habían celebrado hasta ese momento. Y ningún factor mecánico hacía presagiar que Ferrari, Benetton o Lotus pudieran derrotar en las largas rectas de Monza al binomio anglo nipón, algo que confirmó la clasificación con una primera línea copada por los monoplazas rojos y blancos. 

Un escenario que no ayudó a levantar los ánimos de los tiffosis, muy afectados por la muerte de Enzo Ferrari a los 90 años de edad en su casa familiar en Módena semanas antes del Gran Premio de Italia. El equipo con sede en Maranello, que se había distinguido por ser sinónimo de velocidad, atravesaba una de sus mayores crisis a nivel deportivo y económico.

De tal magnitud era la situación que Il Commendatore había tenido que firmar en 1969 un acuerdo con Fiat por el cual, la familia Agnelli adquiría el 50% de las acciones de Ferrari, así como el 40% restante pasaría automáticamente a su poder el día de la muerte de Enzo, ya que Piero Ferrari, su heredero, debía mantener un 10%.

MOTORSPORT - F1 1988 - ITALY GP - MONZA - PHOTO: DPPI MICHELE ALBORETO (ITA) / FERRARI F187/88C GERARD BERGER (AUT) / FERRARI F187/88C - ACTION - WINNER
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MOTORSPORT - F1 1988 - ITALY GP - MONZA - PHOTO: DPPI MICHELE ALBORETO (ITA) / FERRARI F187/88C GERARD BERGER (AUT) / FERRARI F187/88C - ACTION - WINNERDPPI

Con este panorama y con un joven abogado llamado Luca Cordero de Montezemolo como administrador de la Scuderia, las pancartas en homenaje a la figura de Enzo Ferrari llenaron las gradas de Monza antes de iniciarse la prueba. "Gracias Ferrari", "Grande Ferrari", "Ferrari en el corazón", eran algunos de los mensajes que se podían leer en italiano, si bien a la salida de la Variante Ascari sobresalía una por encima del resto: "¡Avanti Berger! ¡Avanti Alboreto! Lassu Il Drake vi guarda" ("¡Adelante Berger! ¡Adelante Alboreto! Desde arriba, El Pato (seudónimo cariñoso de Enzo Ferrari) os vigila".

La carrera comenzó con el guión previsto, con Senna y Prost luchando intensamente por la primera posición y rodando un segundo por vuelta más rápido que Gerhard Berger y Michelle Alboreto. Sin embargo, el primer golpe efecto llegaría en la vuelta 34, cuando el francés se vio obligado a abandonar por un problema de fiabilidad en su motor Honda.

Un sobrecalentamiento en una nueva bujía de NGK que estrenaban los japoneses en Monza provocó que el primer y único fallo mecánico del tetracampeón aquel año, así como que los ingenieros de McLaren requirieran a Senna que rodase más lento para mantener el propulsor frío.

35 eran los segundos que disponía de ventaja el tricampeón brasileño frente a Berger y Alboreto, una distancia que en cualquier prueba había resultado irrecuperable. Menos en Italia. Como si de verdad Enzo Ferrari les vigilase desde el cielo, haciendo referencia al mensaje de la Variante Ascari, el austriaco e italiano comenzaron a explorar los límites del F1/87/88C sobre el asfalto de Monza, llegando a reducir la distancia hasta los nueve segundos a falta de tres vueltas.

Y justamente en esta parte del trazado se iba a terminar obrando el milagro. Ayrton Senna, que había recibido la orden de Ron Dennis de acelerar su ritmo para defender la victoria, se tocaba lateralmente con el Williams de Jean Louis Schlesser al intentar doblarle por el exterior, quedándose encallado en un piano con el rótulo de "¡Avanti Berger! ¡Avanti Alboreto! Lassu Il Drake vi guarda" de fondo. 

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De aquí hasta el final, la palabra "Fe-rra-ri" vociferó a Gerhard Berger y Michelle Alboreto hasta ver la bandera a cuadros en la región de Lombardía. "No era yo quien pilotaba. En un determinado momento, sentí que el coche me pedía ir más y más rápido. Yo conocía ese coche, sabía cómo llevarlo al límite, lo había hecho hasta ese momento, pero lo que sucedió entonces no puedo explicarlo. Yo sentía que el coche me pedía más, notaba cómo vibraba en las frenadas, cómo se agarraba al suelo en las curvas, cómo estallaba el motor cuando aceleraba, cómo me invitaba a ir cada vuelta un poco más rápido que la anterior. Y lo hice, no sé cómo, pero lo hice o lo hicimos. Cuando vi el coche de Senna parado en el piano, pude escuchar el rugido de la multitud por encima del ruido del motor. Nunca me había pasado. Retiré la vista del asfalto y me fijé en el público. Los veía cerca, muy cerca, mucho más cerca que en ningún otro circuito. No sé cómo di esas dos vueltas que aún quedaban, creo sinceramente que el coche iba solo", confesó Berger tras lograr. 

"Nunca agaches la cabeza, mira siempre bien alto ganes o pierdas". Enzo Ferrari. 11 de septiembre del 1988. ¿Leyenda o realidad?