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MOTO2 | LA INTRAHISTORIA

Feliz reencuentro con los padres del añorado Tomizawa

Teruyuki y Yukiko conservan una foto en la que los periodistas de AS y Cope levantaban a hombros a su hijo en Jerez 2010 y aquí les trajeron camisetas del 48.

Motegi
Mela, el matrimonio Tomizawa y González.

Feliz reencuentro con los padres del añorado Shoya Tomizawa. Ha sido en el paddock del Twin Ring Motegi, donde Yukiko, su madre, y Teruyuki, su padre, han traído para los periodistas de la Cope (Borja González) y un servidor (AS y Cadena SER) una camiseta para cada uno del 48. Un detallazo que tiene su razón de ser a partir de la triste pérdida del piloto de Moto2, fallecido durante la carrera del GP de San Marino de 2010.

Resulta que cuando el simpático piloto nipón se nos fue, sus padres recopilaron todas las fotos posibles que había en circulación de su hijo y hubo una que les hizo especial gracia, hecha en Venta Esteban, muy próxima al circuito de Jerez. En ella aparece Tomizawa elevado a hombros por mi amigo Borja y yo mismo, con un espectacular decorado de fondo repleto de jamones pata negra. Shoya se partía de risa, en volandas y al mismo tiempo que oía que gritábamos su nombre con pausas entre cada sílaba: "¡¡¡TO-MI-ZA-WA!!!". Lo hicimos para celebrar que había ganado en la carrera anterior, en Qatar, su primera y a la postre única victoria mundialista en la primera carrera de la historia de Moto2.

"Lo hicimos porque Tomizawa era un piloto que se prestaba a algo así, con su sonrisa permanente, su humildad y la cercanía que desprendía antes y después de haber conseguido la victoria", asegura González. En lo que a mí respecta, la buena relación con él databa de Japón 2009 cuando, necesitando yo un scooter con el que ir junto a Barberá a un punto del circuito para hacer un reportaje para el periódico, él me dejó su motillo desinteresadamente y sin conocerme de nada durante media hora. A partir de ahí, siempre hubo buena relación con el nipón y le hicimos llegar a su familia la foto de los jamones con Shoya a hombros. Nuestra sorpresa fue que al año siguiente, en Qatar 2011, Yukiko vino a conocernos a la sala de prensa, acompañada por el periodista japonés Endo san. Quería saber quiénes eran esos locos que habían hecho reír tanto a su querido Shoya en esa instantánea que guardan y guardamos con tanto cariño.

Yukiko fue a aquella carrera de Qatar porque entonces se inauguró un monolito que homenajeaba la victoria de su hijo en el circuito de Losail y a partir de ahí se inició nuestra amistad con ella. A Teruyuki no teníamos el gusto de conocerlo y lo hemos hecho en el paddock de Motegi, posando los cuatro para otra foto en la que los dos periodistas llevamos la camiseta que nos han regalado. El padre de Shoya se defiende en inglés y asegura que "es genial esa foto con los jamones. Os estamos muy agradecidos por ella". El placer es nuestro, que llevamos por siempre a TO-MI-ZA-WA en el corazón, y es admirable ver la paz con la que ellos llevan la pérdida de un hijo y la cantidad de sonrisas que regalan cada vez que vienen a un circuito. "El año que viene intentaremos ir a Misano", asegura Yukiko. Allí la esperaremos con los brazos abiertos.

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