Fórmula 1 | Así arregló Newey el RB8 de Vettel

Newey es la clave de Red Bull

El ingeniero aeronáutico británico tomó las decisionesn de los cambios en el RB8 de Vettel en Brasil, una vez que la colisión con Bruno Senna no obligó al abandono.

Hijo, no te dediques a la ingeniería, está muy mal pagada". Si Adrian Newey hubiera obedecido el consejo paterno, quizá 18 títulos de F-1 tendrían otro dueño ya que es el padre de los seis títulos de Red Bull (tres de constructores y los de Vettel), nueve de Williams (cinco de equipos y los de Mansell, Prost, Hill y Villeneuve), y tres de McLaren (1998 por escuderías y los dos de Hakkinen).

El pasado domingo, el genio británico de 53 años sorprendió una vez más con su talento al modificar la configuración del RB8 de Vettel en Brasil mediante la observación de una fotografía. Newey vio los daños en el sistema de escape del alemán y se dio cuenta que si se rompía el escape habría fuego y el abandono sería seguro. Por eso cambió el mapa motor y mandó a Vettel modificar la configuración de la curva de potencia que estaba usando por otra de las almacenadas en el software electrónico de la centralita para así disminuir la temperatura, como bien queda explicado en el gráfico superior.

Este Oficial de la Orden del Imperio Británico era un estudiante medio hasta que llegó a la universidad de Southampton. Con 22 años y unas sensacionales notas se convirtió en ingeniero aeronáutico, especialidad en astronaútica, y realizó la tesis sobre el efecto suelo. El sueño de ser piloto fracasó por falta de recursos, pero las bases del automovilismo habían germinado en su cabeza. Trabajó en prototipos, F-2 e Indy, y su primer coche de F-1 fue un Leyton House. Williams lo fichó y Ron Dennis, tras convencerle de que no se marchara a diseñar barcos de la Copa América, se lo llevó a McLaren y en 2006 recaló en Red Bull.

En Brasil logró otro de sus tremendos éxitos, pero que también ha aunado con algún sonoro fracaso, siempre por falta de fiabilidad al apurar al límite las posibilidades físicas y geométricas. Este Da Vinci del diseño, que sigue dibujando en un tablero lejos del ordenador, es la clave del éxito de Red Bull aunque nunca logró olvidar que Ayrton Senna falleció con uno de sus diseños.

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