Ha sido, me parece evidente, una temporada ingrata para la mayoría de los aficionados españoles a la Fórmula 1. Quizá los haya que disfruten con los triunfos de Button, el lío de los difusores o el escándalo de Renault, pero creo que a casi todos lo que más nos gustan son las buenas carreras y los éxitos de Alonso. No será, por tanto, un Mundial que quede en nuestra memoria colectiva, como aquellos gloriosos de 2005 y 2006, los de los títulos, o el controvertido pero apasionante de 2007, con Fernando en esa jaula dorada de McLaren. Nos hemos llevado pocas alegrías para el cuerpo, así que me encantaría que Renault se mostrara generosa y permitiera estar al asturiano el próximo fin de semana en Valencia.

Sería un regalo para los aficionados valencianos... y para todos los demás. No es que vayamos a hacer un acontecimiento histórico de que Alonso salude a sus seguidores ya como piloto de Maranello, pero su participación en las finales mundiales Ferrari sí que supondría una pequeña satisfacción, una chispa de ilusión de cara al futuro después de tantas decepciones. Las negociaciones siguen abiertas y que se prolonguen tanto no sé si es buena o mala señal, la verdad. Pero creo que la escudería del rombo debería ceder en sus pretensiones o exigencias, porque no gana nada con bloquear a su piloto por un día y sí que le roba la ilusión a una hinchada que también ha sido la suya durante siete largos años. Así que esperemos que impere la lógica y tengamos un bonito fin de campaña.