Marvel’s Spider-Man 2 demuestra por qué Insomniac es el mejor estudio de PlayStation

Hay que decirlo más alto. Más alto y más veces. Desde hace ya algunos años, Insomniac Games es el mejor estudio de la factoría PlayStation. El panteón de bestias de Sony es imponente, pero también perezoso. Ni Naughty Dog (Uncharted, The Last of Us) ni Santa Monica Studio (God of War). INSOMNIAC. Ni Guerrilla Games (Horizon) ni Sucker Punch Productions (Ghost of Tsushima) ni Bluepoint Games (con sus remakes de Shadow of the Colossus y Demon’s Souls). INSOMNIAC. Hay que repetirlo hasta que deje de sonar atrevido. Es la desarrolladora más prolífica, la que siempre está y nunca falla.

Desde que se consumara su fichaje por Sony allá por 2019, Insomniac lleva cuatro juegos en cuatro años y ninguno ha bajado del 85 en Metacritic (contamos ya Marvel’s Spider-Man 2, el mejor puntuado de su historia, y aceptamos la remasterización del primer Spider-Man como animal de compañía). No encontraréis otra desarrolladora first party que publique a ese ritmo. El resto apenas lleva un juego en el mismo período de tiempo. Tampoco encontraréis una tan comprometida con PlayStation 5. Es de las pocas que ha pasado página y se niega a verse lastrada por las versiones para PS4. La única con dos dos juegos exclusivos de la nueva plataforma. Está carrileando ella sola esta generación.

Estuvo presente en el lanzamiento de PlayStation 5 con Miles Morales, disparó el hype por la consola anunciando un nuevo juego de Wolverine y exprimió el potencial de la misma (y de su SSD mágico) con Ratchet & Clank: Una dimensión aparte. Pero no contenta con ello, ahora va y nos regala el que bien puede ser el mejor juego de su dilatada carrera. Repetimos: el mejor.

Os lo dice alguien que está enamorado de Spyro 2 y 3 (el de Ripto y el de los piques con un Cazador en plan Tony Hawk). Alguien que estrenó su PlayStation 3 con Resistance 1 (y con MotorStorm, faltaría más). Un enfermo que caza trofeos y que persiguió el platino de Resistance 2 (exigía 10.000 bajas online el muy...). Un tío que, en definitiva, es más fan de Ratchet & Clank de lo que estos eran en su día del Capitán Qwark.

Y aunque el amor es ciego, nosotros no. Somos conscientes de que hubo una época en la que Insomniac se voló la tapa de los sesos. Literal y metafóricamente. Dispararon en la cabeza a uno de sus álter ego, el sargento Nathan Hale, y luego torpedearon su carrera con esperpentos del calibre de Fuse, Song of the Deep y Edge of Nowhere. Es cierto que esta fase experimental desembocó en ese heredero de Jet Set Radio que era Sunset Overdrive, pero no estamos seguros de que la travesía mereciera la pena. Un oasis en el desierto no quita para que estés en el maldito desierto.

Currículum a un lado, lo cierto es que de un tiempo a estar parte, Isomniac Games parece haberse encontrado a sí misma y haber dado con una metodología de trabajo que funciona y recuerda a las de antaño, a las que había en la época de PlayStation 3, cuando prácticamente cualquier estudio te sacaba una trilogía en la misma consola. Sería curioso estudiarla, pues sabemos por ejemplo que es una de las pocas compañías de videojuegos que permite a todos empleados teletrabajar cuanto deseen.

Ahora se nos repite una y otra vez que los presupuestos se han disparado, que los tiempos de desarrollo son mayores y que el nivel de exigencia ha crecido. Es verdad, no les falta razón a quienes usan estos argumentos. Y también es cierto que juegos como God of War (el de 2018, no Ragnarok) o The Last of Us no se hacen en un par de años. Son juegos que marcan una generación, que transcienden y zarandean todo.

Pero Insomniac ha demostrado que no todos los juegos tienen que aspirar a ser el mejor juego de la historia. No hace falta que todos los juegos te lleven 5 o 10 años. El futuro no tiene por qué ser juegos cada vez más largos, con mundos cada vez más grandes y tareas infinitas por hacer. Tampoco hay que revolucionarlo todo cada año y reinventar las reglas de esto. A veces basta con ir directo al grano y lo más importante, divertir. Construir una base sobre la que luego nazcan nuevas experiencias y poco a poco ir puliendo las mismas.

Y tras Spider-Man 2 queda claro que esos juegos no son menores, ni por asomo. Pueden seguir siendo memorables. Pueden seguir aspirando al GOTY. Desde ya, Insomniac Games es el ejemplo a seguir dentro de PlayStation Studios.