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Cómic

Alan Moore: mago, anarquista y el mayor talento del mundo del cómic

El británico, como su obra, es rupturista e iconoclasta. Alejado del star system clama aún por los derechos de sus creaciones y por la importancia de la magia y la literatura.

Alan Moore: mago, anarquista y el mayor talento del mundo del cómic

Si en el mundo del cómic hay un hito que marca un antes y un después, ese es el Watchmen (1986) de Moore. Una obra que acercó el mundo de la literatura a las viñetas, no en vano está considerada como una de las 100 mejores novelas en habla inglesa de la historia para la revista TIME, y que además cambió los códigos morales y estructurales del cómic.

Alan Moore nació 1953 en Northampton en el seno de una familia trabajadora en la que su madre era impresora y su padre obrero en una fábrica de cerveza. Su vida en Los Boroughs, el barrio pobre de la ciudad, no era sencilla y le llevó pronto a coquetear con el mundo de la droga. En 1969, con solo 16 años, es expulsado del instituto por consumir LSD. Moore, que era un adolescente al que le gustaba dedicar más el tiempo a los tebeos y a las novelas que a los estudios, se tuvo que poner a trabajar en un matadero. En 1974 se casó con su novia Phyllis B. Dixon, aunque mantenían una relación estable con otra mujer, Deborah. El trío se rompió en los 80.

El autor comenzó su carrera en el mundo del cómic a finales de los 70, reconociendo como grandes influencias a Jack Kirby y Will Eisner, aunque también sentía admiración por novelistas fantásticos como Michael Moorcock y Clive Baker.

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Paso fugaz por Marvel

A principios de los 80 ficha por la división inglesa de la Marvel y se hace cargo, junto a Alan Davis, de Captain Britania, un trasunto del Capitán América, con el que consigue labrarse una buena reputación dentro de la comunidad marvelita. Esta colaboración con la Casa de la Ideas la compagina con trabajos para 2000 AD, en la que consigue captar la atención de Alan Grant, por entonces subdirector de la editorial. Para ellos realiza varias colecciones: Skizz (un ET con conciencia de clase) o La balada de Halo Jones. A la vez que publica en Warrior una revista independiente editada por Dez Skinn (ex editor de Marvel en UK) y en la que Moore lanza los primeros números de V de Vendetta y Marvelman.

Pero Moore, anarquista convencido y militante de la lucha de clases, emprende una batalla legal por los derechos de autor en los cómics ingleses. Esto le lleva a un enfrentamiento directo con 2000 AD por lo que decide abandonar el sello, pese a que por entonces era ya una de las estrellas y tenía en marcha colecciones punteras.

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Desembarco en DC

Len Wein, editor de DC Comic, había quedado fascinado por los trabajos del joven inglés así que le fichó en 1983 y le dio total libertad creativa en Swamp Thing, uno de esos cómics de fondo de armario que tenía la editorial americana y cuyas ventas eran irrelevantes. Moore puso patas arriba la colección, le dio una visión ecológica y sobrenatural a la criatura, la empapó de la cultura de Lusiana y rescató personajes clásicos que habían sido abandonados como The Spectre, Deadman o Demon. Además, en sus páginas nació uno de los grandes iconos del cómic moderno, John Constantine, que más adelante tendría su propia colección, Hellbrazer.

La colección se convirtió en un éxito de críticas y ventas, así que DC decidió buscar en Inglaterra talentos que tuvieran un gusto literario similar al de Moore. Incorporó a sus filas a Grant Morrinson, Jamie Delano, Peter Milligan y Neil Gaiman, para formar un equipo que sería el germen de uno de los sellos más innovadores y longevos de la historia del cómic: Vértigo. Por entonces Moore era ya una figura ascendente y por sus manos pasó Superman, uno de los grandes iconos de la editorial: For the Man Who Has Everything (1985) y Whatever Happened to the Man of Tomorrow (1986).

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Su obra magistral

El culmen del arte creativo de Moore llega en 1986 con The Watchmen, la novela gráfica que cambió para siempre el mundo del cómic. Esta serie que se realizó en 12 entregas supuso un cambio de paradigma tanto el fondo como en la forma. Por un lado, la manera en la que abordó al Superhéroe no tenía nada que ver con lo visto anteriormente. Moore se alejó de las versiones maniqueas de Marvel o DC para presentar seres atormentados, anclados muchos de ellos en un pasado glorioso y que tenían sus debilidades y sus miedos. Frente al héroe tradicional que representaba la encarnación de los mejores valores del hombre, algunos de sus personajes eran directamente sociópatas que tapaban sus crímenes bajo una máscara que les otorgaba impunidad. En el aspecto formal inventó muchos recursos que siguen empleando en la actualidad: recreación de escenas en el mismo marco temporal pero no físico, ruptura del esquema clásico de línea temporal uniforme, utilización de las viñetas y páginas como un recurso narrativo (simetría de las páginas, incluso del número entero), empleo de un lenguaje profundo, eliminación de recursos clásicos (bocadillo de pensamiento y didascalias), introducción de una historia paralela…. El impacto de la obra trascendió al mundo del cómic y le llevó incluso a ganar un premio Hugo.

De golpe y porrazo Moore se convirtió en una figura mediática que se veía asediado por los fans, así que decidió retirarse de convenciones y ferias y empezó a ganarse una fama de hombre osco y misterioso.

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Batman y el Joker unidos por la locura

En 1987 publicaba, junto a Brian Bolland, The Killing Joke. Una historia corta sobre Batman en la que trata el tema de la locura y relativiza los conceptos del bien y del mal. En muchos sentidos la obra es deudora de The Watchmen, como el propio Moore reconoce y presenta a dos antagonistas que en realidad “son reflejos uno del otro”. Ambos son el resultado de un mal día y la línea que les separa es más fina de lo que se había mostrado hasta entonces, de hecho hay una complicidad final entre ambos cuando el Joker le cuenta un chiste a Batman.

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El anarquismo y el neocapitalismo

El último gran proyecto de Moore para DC es V de Vendetta, una obra que conceptualmente nació en 1975 y que vio sus primeros números en Warrior (1982-1985), donde se publicaba en blanco y negro. En 1989 reanuda su trabajo, reimprimiendo de nuevo el antiguo material a color y cerrando la historia, que también se lanzaría completa en formato de novela gráfica dentro del sello Vértigo. V de Vendetta es quizá la obra que mejor refleja el pensamiento político de Moore, una distopía en la que una Inglaterra totalitaria es sacudida por la figura de un terrorista anarquista disfrazado Guy Fawkes. La obra guarda muchas similitudes con 1984 de Orwell y es una crítica al thatcherismo como corriente de pensamiento imperante en la época.

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Etapa independiente

Al igual en 2000 AD, Moore se sintió engañado por DC con el tema de los derechos. Watchmen había sido un éxito que había reportado muchos ingresos en merchandaising y ni él ni Gibbons estaban percibiendo nada de esto. Así que decide abandonar la editorial.

Desencantado de los grandes colosos del negocio decide comenzar una etapa en casas independientes para las que produce obras con un alto grado de compromiso social o con un enfoque muy personal: Brought to Light (sobre las operaciones negras de la CIA), AARGH (contra las leyes antihomsexuales), Big Numbers (sobre la teoría del caos) y Victor Gollancz Ltd, A Small Killing.

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Crisis de los cuarenta

Con los 40 recién cumplidos Moore, al que siempre le habían gustado los trucos de magia, decide hacerse mago. Pero no de actuación, si no de aquellos que buscan un poder que está más allá de la religión o de la ciencia. Sigue los pasos de Alesiter Crowly y recupera claves del esoterismo y de las creencias ancestrales de Albion. Incluso llega a rendir culto a una falsa deidad, Glycon, que tiene cabeza de serpiente. Pero es una magia a medida del genio en la que todo tiene un común denominador: la palabra. Él entiende este proceso mágico como parte de la creación que está más allá de los valores clásicos de la religión tradicional. Esta revelación coincide con el inicio de otra de sus obras maestras: From Hell.

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Desde el infierno

From Hell es una serie limitada que recoge relatos en los que se especula sobre la identidad de Jack el Destripador. La obra toma prestado el título del encabezamiento de una carta que el asesino mandó a la Prensa en 1988. Las historias fueron publicándose de manera regular entre 1991 y 1996. Finalmente se recogió en una sola novela gráfica en 1999.

En palabras de Moore: “From Hell es la utopsia de un hecho histórico utilizando la ficción como escalpelo”, no está interesado en el quién y en el cómo, el busca el por qué. Disecciona los hechos con la frialdad de un forense para mostrar las motivaciones más oscuras en una época ominosa. Por sus páginas pasan personajes reales como Buffalo Bill, el Hombre Elefante y está rigurosamente documentada. Eddie Campbell es el dibujante que ilustra la historia y quien firma aquí su mejor trabajo.

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Regreso a las editoriales

En 1992 un grupo de disidentes de Marvel funda Image, una agrupación de sellos que reúne a los mejores talentos de la casa, ahí están Todd McFarlane (Spider-Man), Erik Larsen (Hulk), Jim Valentino (Guardianes de la galaxia), Marc Silvestri (Wolverine), Rob Liefeld (X-Force), Whilce Portacio (Uncanny X-Men) y Jim Lee (X-Men). Moore habla con Jim Lee para hacer una nueva colección de superhéroes, 1963, dentro de la división Wildstorm de la que era dueño Jim. Un obra que tomaba como referencia el renacimiento de Marvel por Lee y Kirby y en la que intentaba paliar la influencia oscura que había vertido sobre los superhéroes en su Wacthmen. Moore paradiaba los personajes clásicos del universo rival. El proyecto, que arrancó bien, se fue al traste por la expulsión de Liefeld y el año sábatico que se tomó Lee, este debía ilustrar un tomo en el que los personajes de los 60 viajaban al futuro y se encontraban con las creaciones de Image, pero el proyecto se pospuso indefinidamente. Colobaró en los guiones de algunas series regulares como WildC.A.T.s, Supreme, Youngblood y Glory.

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La Liga de los Hombres Extraordinarios

Moore crea su propia división, la Amrica´s Best Comics, cuyo primer trabajo sería La Liga de los Hombres Extraordinarios, una serie protagonizada por personajes de la literatura victoriana y gótica. Tuvo tres arcos argumentales, el primero tenía a Moriarty como enemigo, el segundo se ubicaba en La Guerra de los Mundos y el tercero, que solo se editaría en Estados Unidos por problemas de derechos, estaba ambientado en los años 50.

El británico sigue trabajando en varias colecciones: Tom Strong, Top 10, Promethea, Tomorrow Stories, pero la venta del sello de Lee (Wildstorm) a DC le deja en una posición complicada, ya que había jurado que jamás trabajaría con ellos. Para apaciguarle se crea un sello ad hoc, Firewall, en el que supone tendría creativa, pero tras varios roces rompe el contrato que le une a DC. Albion (2006) es el último trabajo que firma para WildStorm.

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Adiós al cómic

Moore ha continuado colaborando esporádicamente con editoriales independientes centrándose en relatos de terror y en 2010 firma su último gran trabajo Neomicon, una obra que aceptó para pagar deudas y que está inspirada en el imaginario de Lovecraft. Es una secuela de otro cómic realizado en 1994, The Courtyard. En 2016 anunció su retirada del cómic: “Habrá una razón por la que millones de adultos siguen las aventuras de Batman, pero se me escapa. Son personajes de hace medio siglo. Llegamos a los noventa, que era el futuro para los superhéroes, y no supimos inventar nada. Decidimos repetir la cultura del siglo en el que nos sentíamos cómodos. No defiendo deshacerse de los arquetipos clásicos, pero sí añadir otros. Este siglo merece su propia cultura. Como The Wire, que no podría haber sido escrita el siglo pasado. Estoy harto de Batman”.

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Autor de libros

Moore también ha destacado como escritor con obras como Ángeles Fósiles, ensayo en el que plasma muchas de las ideas poltícias y sociales recogidas de manera indirecta en sus cómics; La voz del Fuego, un conjunto de relatos inconexos de su Northampton natal; y Jerusalén, 1704 páginas para un proyecto de diez años y que no ha recibido buenas críticas.

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Mala relación con el cine

Sus problemas legales con los derechos de autor le han dejado fuera de un negocio que le hubiera convertido en millonario, algo que ya vio venir en su guerra con DC. Ha renegado de casi todas sus adaptaciones. La primera en llevarse a la gran pantalla fue From Hell (Albert y Allen Hughes), pero de la obra de Moore solo queda el nombre. En 2003 se estrenaba La Liga de los Hombre Extraordinarios (Stephen Norrington), curiosamente la única de la que conservaba sus derechos fue un fracaso. Dos años después Francis Lawrence dirigía la adaptación de Hellbrazer; Constantine era interpretado por Keana Reeves, pero perdía toda la crítica política al neocapitalismo. De V de Vendetta (James McTeigue , 2006) dijo que se había pervertido su idea anarquista y lo habían convertido en una oda al terrorismo, tachó el guión de “basura” y exigió a los productores que lo eliminaran de los créditos. Algo similar pasó en 2009 con la adaptación que Zack Snyder hizo de Wacthmen y que es probablemente la más respetuosa con la obra original.

En realidad Moore mira al cine, sobre todo al de Marvel y DC, como una máquina de alienación: “No he visto una película de superhéroes desde la primera de ‘Batman’ de Tim Burton. Han arruinado el cine, y también la cultura hasta cierto punto. Hace unos años dije que pensaba que era una señal preocupante que cientos de miles de adultos se reuniesen para ver personajes creados hace 50 años años para entretener a niños de 12 años. Eso parecía indicar cierto anhelo por escapar de las complejidades del mundo moderno, de volver a la visión nostálgica que recordamos de la infancia. Parecía peligroso, era infantilizar a la población”.