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Los Archivos Secretos de Sherlock Holmes: El Caso de la Rosa Tatuada

Los Archivos Secretos de Sherlock Holmes: El Caso de la Rosa Tatuada - La Conspiración

De nuevo Holmes en un caso de lo más misterioso. Junto con su compañero Watson investigará hasta dar con el asesino...

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LA CONSPIRACION

Tras consultar la guía sobre el escritorio, Holmes vuelve a hablar con Watson, pues no tiene todas las direcciones de los supuestos y posibles conspiradores.

Visitan la casa de Pratt, pero la casera no les deja inspeccionar tranquilamente el lugar, así que resuelven volver al lugar más tarde.

En casa de Lord Lawton, el criado Jenkins es informado por Holmes de su identidad, y va a buscar a su amo. Mientras, Holmes examina la caja sobre el piano, el álbum que hojea también y los cuadros. También el piano y el atril le llaman la atención. Tras todo esto, intenta subir las escaleras, y el ruido delatador del primer escalón hace salir a Jenkins. Holmes le echa un vistazo, tiene manchas de tiza azul en los dedos. Tras hablar con Watson y con Jenkins pueden entrar, hablar con el lord y con Watson, pero no sacan muchas cosas en claro.

Visitan también la casa de Silverbridge, y hablan con el ayuda de cámara, pero aparte de poderse llevar unos caramelos de la fuente de la mesa, no consiguen nada más.

Vuelven al Hospital, a hablar con Mycroft (tras torearse a la enfermera de la entrada) sobre el paradero de Dewar, tras hablar con Watson van para allá.

En el laboratorio de Dewar hablan con el químico. Holmes le interroga a fondo sobre todos los temas posibles, y le ruega que examina los restos del resorte que hallara en el Club Diógenes, por si les pudiera ayudar en su investigación.

De vuelta al piso del 221B para tomarse un respiro, la Sra. Hudson les deja una nota del inspector Lestrade, sobre un caso curioso con cadáver incorporado. Tras dejar que Watson le convenza, Holmes decide investigar también este caso.

En la Aguja de Cleopatra, Holmes se las tiene con un policía estúpido, pretencioso, pomposo, ambicioso y repelente. Un breve examen de las escaleras le revela que hay pistas aún por investigar, pero decide que no le interesa levantar la liebre delante de semejante individuo.

En el Yard, Holmes interroga a Lestrade para averiguar dónde puede encontrar el cadáver hallado en el río, y al barquero que lo encontró.

En la morgue del Hospital, tras hablar con el forense, habiéndole enseñado el telegrama de Lestrade, Holmes pasa a mirar, examinar (¡oh, una rosa tatuada en el culo, Watson !), oler y cubrir el cadáver, comenta su hallazgo del tatuaje al forense. Una vez abierto el armario, y examinados sus ropajes, la sospecha de que el muerto es el desaparecido funcionario Pratt le atenaza. Tras hablar con Watson, le comenta a éste que falta la corbata entre las ropas. Quien mató al pobre desgraciado se tomó muchas molestias para evitar que el cadáver fuese identificado.

Visitan ahora la chabola del barquero, llamado Needhem, al cual interroga Holmes duramente hasta preguntarle si se llevó alguna cosa del cadáver.

Tras abrir el baúl y revolverlo, encuentra una corbata, que examina minuciosamente (es de un colegio de la Universidad de Cambridge). Tras volver a interrogarle y hablar con Watson, el desgraciado saca su pobre botín. Holmes decide dárselo, pero le pide que vaya con ellos a la Aguja.

De nuevo en la Aguja, habla Holmes con Needhem. Tras iluminar las escaleras con la linterna, examina Holmes el disco brillante (un reloj) y el botón destrozado. Tras mirar las manchas sospechosas, que resultan ser de sangre, interroga de nuevo a Needhem. Esta vez se muestra más cooperativo, y averigua que el asesino respondía al nombre de Vincent, y que parecía estar bajo las órdenes de un alemán. Tras esto, Holmes continua su interrogatorio y le pide que le ayude a encontrar lo que cayó al agua. Una vez le indica el lugar, Holmes usa la pértiga con gancho para sacar de las aguas oscuras del Támesis un revólver. Tras recogerla y recuperar la linterna, Holmes comenta la jugada con Watson.

Vuelven al 221B, y tras pedirle a Wiggins que empiece a buscar a un alemán, suben al piso y Holmes analiza el reloj del finado en la mesa de experimentos. Tras poner el reloj, verter ácido clorhídrico y ácido nítrico, usa las pinzas para sacarlo y luego la lupa para examinarlo detalladamente : el poseedor del reloj era alumno del 'college' de la promoción del 1874.

Cogen el tren para ir a Cambridge . El señor Flemming está durmiendo la mona, como se averigua oliendo la taza, así que Holmes le pide a Watson que vaya a la cantina a por algo de beber.

Examina Holmes los libros, y una vez Watson está de vuelta, despierta a Flemming y le interroga hasta conseguir que primero que beba para que reconozca a Holmes y luego a adivinar quién es el cadáver : Pratt. Además averigua Holmes que Lawton y Pratt se conocían ya de los tiempos de la Universidad.

De vuelta a casa, pasan por la mercería de Rumsey, y tratan de hablar primero con él y luego con la gorda señora que le mantiene ocupado. Holmes acuerda una estrategia con Watson para deshacerse de ella y luego habla con la 'madame' hasta hacerla rabiar. Luego examina las mercancías de Rumsey (se lleva un botón, que no sirve luego para nada) y le interroga sobre el botón que encontró en la Aguja.

Vuelven a la casa de Pratt, y esta vez deciden deshacerse de la casera. Consiguen averiguar dónde tomaba sus baños y otros detalles, Holmes habla con Watson para preparar el terreno y deshacerse de la casera. Hecho esto habla con ella y la convence para que se mude de ropas antes de que las fuerzas del Yard y la prensa asalten el lugar. Una vez está fuera, examina la mesa de trabajo y encuentra una aguja de sombrero de mujer, que recogen, y se meten en el arco.

Al otro lado del arco está el bohemio dormitorio del finado Pratt. Holmes rebusca en la chimenea, y encuentra una tela roja (como la que suele envolver los legajos secretos... como se entere Garzón) que recoge.

Se interesa también por la pipa árabe, que examina y en la cual introduce la aguja de señora ; en la fotografía sobre la mesa, que recoge ; en los papeles sobre ese mismo escritorio ; en la carbonera, donde puede examinar y llevarse una de las cajas de cerillas, la del Weary Punt ; en la cesta de mimbre, que tras revolver revela un sello de lacre (la mitad de él) como los que se usan para los documentos secretos. Tras todo lo cual comenta los descubrimientos con Watson.

Tras una breve visita al Ministerio para intentar localizar a Whitney, acuden a los baños Neville. Holmes habla con el mozo y se hace pasar por un posible cliente, para intentar acceder a la zona de los baños de vapor, pero el forzudo no traga. Tras examinar las almohadas (y moverlas), los radiadores, el narguille y hablar con Watson sobre las pésimas condiciones higiénicas del local, amenaza Holmes al mozo con denunciarlo a las autoridades sanitarias si no le deja entrar a ver a Whitney. No le queda más remedio que acceder.

Una vez en los baños, Holmes empieza a interrogar a Whitney, que no se muestra colaborador en exceso, y rehuye informarles desde un pomposo aire de superioridad inflamada. Holmes pierde la paciencia y le mueve la toalla sobre su cabeza. Habla con él sobre la fórmula, pero se muestra reservado. Para convencerlo, Holmes usa la escoba sobre las puertas para impedirle la salida. Luego gira la válvula de la caldera a la posición 'asado en cinco minutos' para 'ablandar' a Whitney. Finalmente consiguen averiguar dónde vive la mujer de la limpieza, la Sra. Ratchet.

Vuelven a visitar a Lawton, tras informar a Jenkins de la muerte de Pratt. Tras indagar con no muchos resultados con el lord, decide ablandar a Jenkins. Tras salir de la sala de billar, Holmes trata de estirar la lengua del criado, pero éste solo accede a soltarla si hay una partida de billar de por medio.

Breve visita al 221B para interesarse en si Wiggins ha podido encontrar al alemán. Necesita algo más de ayuda para localizarle.

Buen momento para que Holmes vaya a visitar a uno de sus contactos en el Daily Telegraph. Tras hablar con él, y comprobar que ahora tiene tiempo para dedicarle, Holmes examina los curiosos dibujos y fotos retocadas que adornan sus paredes. Tras conversar con él, recoge un periódico y averigua la dirección de un artista del lápiz llamado Hemmings.

Holmes acude a visitar a Hemmings, y le pide si puede hacer un retrato robot. Éste contesta que efectivamente puede hacerlo, pero que necesita un testigo, que no le vasta una mera descripción. Holmes visita la guarida de Needhem y le pide que le acompañe a visitar al artista, cosa que acepta. Los tres se presentan en el estudio de Hemmings, y Holmes le presenta a Needhem. Tras pedirle la descripción, pasado un rato (que Holmes aprovecha para llevarse prestado un lápiz) Holmes recibe un retrato robot del alemán.

Con el retrato robot Holmes va al Daily Telegraph para hablar con Freedman de nuevo. Reconoce al alemán, se llama Erick Moellendorf aka 'Wachthund'. Freedman les presenta a Carter, empleado del Foreign Office, y empiezan una animada tertulia sobre política internacional e imperialismos teutónicos.

Finalmente Holmes le conmina a que concierten una entrevista con el Káiser Guillermo, casualmente de visita en Inglaterra para visitar a su tía abuela (o algo así) la Reina Victoria.

Holmes decide ahora interesarse por Fanshowe. Visita su mansión, pero allí sólo encuentra el coñazo de su mujer. Tras hablar con ella y consultar con Watson, deciden despistarla por el procedimiento habitual, y Holmes habla con ella hasta averiguar dónde está el marido. Tras más consultas con Watson, vuelve a hablar con ella para hacerla marchar y aparece el mayordomo. Tras interrogarle sobre Avery, finalmente les facilita un posible paradero : St. James Park. Les avisa de que tiene un guardia de corps un poco bruto.

En el parque St. James Holmes habla con Birdie el organillero, y le pregunta sobre Sir Avery. Le compra comida para pájaros, y tras departir con Watson, se dirigen al lago. Tras tirar alpiste a los pájaros para que les vea el lord, habla con Watson y regresan al parque, y hablan con Birdie sobre Fred, el mono amaestrado. Vuelven al lago, y el mono despista al guardaespaldas. Holmes interroga al lord, y le comenta que Pratt ha muerto, y dónde puede encontrar a la Ratchet. Holmes descarta al lord por estar chocho.

En el barrio 'poco elegante' de Spitalfields Holmes busca desesperadamente a la Ratchet. Tras entrar en una tienda de frenología y hablar con el Doktor ; Holmes habla con Watson, momento en que aparece una conocida, Rose Hinchem, con la que habla y obtiene una pista.

Holmes se mete en la tienda de comestibles, pero el propietario se muestra poco colaborador, a pesar de que le puede comprar una manzana. Tras examinar los estantes y la comida, habla con el propietario, pero éste no colabora. Holmes examina el libro diario. Pide a Watson que se las ingenie para distraer al guarda, mientras Holmes habla con el propietario para pedirle un asqueroso bote de mermelada. Le da tiempo a leer el diario y observa que la Ratchet le debe mucho dinero. Tras hablar nuevamente con el propietario y con Watson, y Holmes abandona la tienda. Hay que dejarlo para más tarde.