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MUNDIAL NATACION BUDAPEST

Carbonell y Mengual: gotas de agua en polos opuestos

Ona empezó a ganar medallas con 17 años y se hizo un nombre como solistas en el declive del equipo español. Mengual no ganó la primera medalla hasta los 26 años y abrió el camino.

Enviada especial a BudapestActualizado a
Ona Carbonell.
BERNADETT SZABO

Con 20 medallas, Ona Carbonell alcanza a Gemma Mengual como la nadadora de sincronizada con mejor palmarés en los Mundiales, un hecho que habla de la ascendente carrera de la catalana, quien a sus 27 años tiene margen para dejar atrás a la primera nadadora española en subirse a un podio internacional en categoría absoluta. La sucesión en la sincro tiene otro peldaño. Andrea Fuentes, que lideró al equipo desde 2010 a 2012, cuenta con 16 medallas en estos campeonatos y además es, con cuatro, la que posee más distinciones olímpicas.

Mengual se puede considerar la mujer que abrió el camino en el equipo entrenado por Anna Tarrés. Aunque llevaba en la Selección desde 1996, no fue hasta 2003, en Barcelona y con ya 26 años (uno menos de los que tiene Ona ahora), cuando logró subirse por primera vez a un podio mundial. Por aquel entonces, solamente había cuatro pruebas en el programa de la sincro (solo, dúo, equipo y combo) y no fue hasta Melbourne 2005 cuando las tres primeras categorías se ampliaron a libre y técnico, por lo que la posibilidad de medallas se ampliaba de cuatro a siete.

La nadadora de Barcelona logró tres medallas en esos Campeonatos, cuatro en Montreal 2005, seis en Melbourne 2007 y siete en Roma 2009, su cúspide, cuando estuvo a cinco décimas de arrebatarle el oro a Rusia en el solo. En total suma 20 medallas (un oro, 12 platas y siete bronces). Alejada de las piscinas en 2010 por ser madre, después del Mundial de Shanghai 2011 ya no regresó al equipo, entrenado entonces por Anna Tarrés. Su última aparición fue en el Mundial de Kazán, en 2015, cuando nadó con Pau Ribes en el dúo mixto. A sus 37 años, finalizaron en quinta posición.

Andrea Fuentes y Gemma Mengual, en Pekín 2008.
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Andrea Fuentes y Gemma Mengual, en Pekín 2008.ISSEI KATO

El nombre de Ona ya pisaba con fuerza en 2017


Ya en el año 2007, cuando apenas tenía 17 años, se escuchaba con fuerza el nombre de Ona Carbonell por los pasillos del CAR de Sant Cugat. “Esta chica es la nueva Mengual”, decían los técnicos que compartían con ella los entrenamientos a diario. Con esa edad, Tarrés ya la incluyó en el equipo ara acudir a Melbourne 2007. Era una sincro bien distinta a la que se encontró Mengual, en la que España naufragaba en las posiciones décima o undécima (así quedaron en el Mundial celebrado también en Australia en 1998). Ahora, ya era una asidua al podio.

En aquel campeonato, Carbonell contribuyó en el agua a las dos medallas de equipo, mientras que en Roma, 2009, lograba tres: en las mismas pruebas más el combo. Con la retirada de Mengual, el papel de Ona fue más relevante. Pasó a nadar las pruebas de dúo con Andrea Fuentes, por lo que en Shanghai 2011 se anotó cuatro medallas (dos en dúo y dos en equipo), mientras que la gran ascensión en su carrera se produjo tras la retirada, en enero de 2013, de Fuentes. Capitana y solista, Carbonell nadó las 14 pruebas en el Mundial de Barcelona y obtuvo siete medallas, en una heroicidad que le costó algún disgusto por el esfuerzo. Nunca más volvió a repetir ese programa que la dejaba sin combustible.

Se centró Ona en las pruebas de solo y en el dúo, ya con Esther Jaumà y Ana Montero al mando. En esta última modalidad hubo demasiadas fluctuaciones al tener hasta cinco parejas en cuatro años. En el Mundial de Kazán, en 2015, ya se consolidó como la sombra de Rusia en solo, y sumó dos nuevas medallas. Ahora en Budapest da un paso más, se aferra al segundo puesto, y la percepción de los jueces es que está casi a la par con la rusa Kolesnichenko. En total, Ona suma un oro, nueve platas y diez bronces. Y tiene margen por delante para superar a Mengual, su referente cuando empezaba a lanzarse al agua.

Ambas, cuya elegancia es similar, así como su fisonomía, pero cada una con su propio estilo, son dos gotas de aguas en polos opuestos. Mengual abrió el camino y condensó sus éxitos en seis años. Ona Carbonell entró en el momento de auge y ha logrado sobrevivir y mejorar, diez años después, en el momento más difícil de la sincro española desde el 2000. Dos leyendas ya del deporte español.