Ciclismo | Dopaje

"Yo no me dopé..."

Es muy extraño que un deportista admita que se ha dopado después de dar positivo o de ser sorprendido con sustancias prohibidas. Lo normal es poner todo tipo de excusas en busca de resquicios legales. Unas cuelan y otras no.

K.Kenteris. Él, Thanou y la caída de la moto. Konstadinos Kenteris y la también griega Ekaterini Thanou, dos de los mejores velocistas mundiales, eludieron un control antidopaje por sorpresa en Atenas, días antes de que comenzasen los Juegos de 2004. Dijeron que se habían caído de una moto cuando se dirigían raudos y veloces a pasar ese control. La IAAF no se creyó el cuento y les castigó dos años por incomparecencia.

Dierter Baumann. Anabolizantes en la pasta de dientes. Dieter Baumann, campeón olímpico de 5.000 metros en los Juegos de Barcelona 1992, dio positivo en octubre de 1999 con nandrolona, un anabolizante que por esas calendas aparecía casi por todas partes, y se defendió argumentando que posiblemente el producto había sido inyectado por algún enemigo suyo en la pasta de dientes que utilizaba habitualmente. Dijo, también, que podría tratarse de una prolongación de una costumbre habitual en la antigua RDA.

La excusa no le sirvió ante la Federación Internacional, que le sancionó por dos años, pero recurrió a los tribunales ordinarios de su país, que le autorizaron a competir antes. En 2002 fue plata en el Europeo de Múnich, por detrás de Chema Martínez y por delante de José Ríos.

G.Simoni. Los caramelos de Tía Jacinta. Gilberto SImoni fue expulsado del Giro en 2002 tras dar dos veces positivo con cocaína. Gibo manejó un primer argumento: la anestesia de su dentista, al que acudió en vísperas de su primer positivo en el Trentino. Pero luego recordó otro detalle: su tía Jacinta le había regalado, tiernamente, unos caramelos para el dolor de garganta, elaborados en Perú, que contenían coca. Y fue exculpado.

Tyler Hamilton. El gemelo desaparecido. Tyler Hamilton tiene el honor de ser el primer deportista positivo por una transfusión de sangre homóloga (de otra persona), que se detecta gracias a la presencia de células ajenas. El ciclista alegó el síndrome del gemelo desaparecido (vanishing twin), descrito por Stoeckler en 1945, que consiste en que él fue concebido en un embarazo gemelar, pero finalmente su hermano murió durante la gestación. Eso explicaría la presencia de células ajenas en su sangre. El TAS rechazó su recurso.

Sotomayor. Sabotaje de la CIA, dijo Fidel Castro. En los Panamericanos de 1999, en Canadá, Javier Sotomayor dio positivo con cocaína. El plusmarquista de altura (2,45 m), negó haber tomado nada ("Sólo he visto cocaína en las películas") y Fidel Castro fue más lejos y describió una complicada teoría conspirativa según la cual habría sido "envenenado" por la CIA. Un sabotaje para desprestigiar la Revolución Cubana. No cumplió enteramente la sanción. Dos años después dio positivo con anabolizantes. Esta vez la CIA no fue acusada.

David Martínez. El caso del cerdo al que le inyectó nandrolona. David Martínez, entonces el mejor discóbolo español de siempre, convocó en 1997 a la prensa en un piso que unos amigos tenían en la calle Raimundo Fernández Villaverde de Madrid y les mostró carne de un cerdo sacrificado el día anterior en Bergondo, el pueblo gallego en el que residía. Antes, al animal le había sido inyectada nandrolona, el mismo anabolizante con el que había dado positivo el lanzador. Intentaba demostrar que la ingesta de carne engordada con nandrolona era la causa de su positivo. Y había trazado un plan: comerse el cerdo y hacerse nuevos análisis antidopaje y, dando por supuesto que se detectaría nandrolona, demostrar así la causa y el efecto de su positivo, inexplicable para él. Y estaba dispuesto a someterse a cualquier vigilancia para demostrar que sólo al gorrino se debía su nuevo y provocado positivo. "Incluso permitiría que me recluyeran en un hospital o en una cárcel, para controlarme", dijo.

David se comió el cerdo, pero no encontró laboratorio que le hiciese el análisis antidopaje. Sin embargo, la historia acabó bien para él, porque la sanción de dos años impuesta por la Federación fue anulada por el Comité Español de Disciplina Deportiva. Este organismo aceptó la presencia del anabolizante, pero "el metabolito encontrado pudiera derivar de la mera ingestión de carnes de ganado tratado con nandrolona para su engorde". Y le exculpó.

Ma Juren. Sangre de tortuga y pócima peligrosa. El chino Ma Juren entrenó a las mediofondistas que asombraron en los Mundiales de Stuttgart 1993 y batieron récords aún vigentes. Ma explicaba su éxito al margen del dopaje: las atletas bebían una pócima milagrosa y sangre de tortuga, y se fijaban en cómo corrían los avestruces para mejorar la técnica. La pócima tenía sólo vitaminas y la sangre de tortuga es bebida habitual en China. Sus estrellas nunca dieron positivo, pero nadie duda de que se dopaban.

Rebagliati. El fumador pasivo de marihuana. Ross Rebagliati estaba declarando borracho ante la policía japonesa después de haber hecho destrozos en su hotel, cuando supo que el TAS le había devuelto su oro. Sacó la medalla del bolsillo y se la mostró a los agentes. El canadiense había dado positivo por marihuana en Nagano 98, tras convertirse en el primer campeón olímpico de la historia del snowboard. Alegó que pasaba "mucho tiempo en compañía de consumidores habituales". Y, pese a su borrachera, la excusa del fumador pasivo coló.

F.Landis. Whisky, cerveza, pomada... Floyd Landis ha dado ya tantas excusas diferentes sobre su positivo en el Tour como pedaladas. Primero argumentó que el día antes bebió whisky y cervezas junto a compañeros del Phonak hasta embriagarse, para olvidar la pájara que le había hecho perder el maillot amarillo en favor de Óscar Pereiro. Luego habló de una pomada que usaba como tratamiento para su cadera (tiene un fémur necrosado). Días después dijo que él generaba altas tasas de testosterona y epitestosterona de forma natural. Más tarde apuntó en un medio de comunicación: "Quizá ingerí algo que desconozco que provocó mi positivo". Y actualmente, sus abogados buscan defectos de forma en el proceso y hasta han encontrado un error en el etiquetado del laboratorio de Chatenay. ¿Por fin bingo?

Mitchell. Hizo cuatro veces el amor. El estadounidense Dennis Mitchell, uno de los mejores corredores de 100 metros en los años noventa (fue bronce en los Mundiales de Tokio 1991, con 9.91, y ganó la misma medalla en Barcelona 1992) dio positivo con testosterona en abril de 1998, en un control fuera de competición.

El sprinter reconoció que su índice testosterona-epitestosterona era excesivo, pero lo justificó con una explicación erótico-alcohólica: "La noche anterior había hecho cuatro veces el amor y, además, me había tomado unas cervezas".

La Federación de Estados Unidos, entonces no tan implicada en la lucha contra el dopaje como ahora, aceptó su tesis y le exculpó. Tuvo que sancionarle la Federación Internacional, que le castigó con dos años.

Frank Vandenbroucke. Epo, clembuterol y morfina para su perro enfermo.En febrero de 2002, la policía belga detuvo al médico Bernard Sainz por exceso de velocidad, pero se llevó una gran sorpresa cuando abrió el maletero de su furgoneta y encontró un arsenal de productos dopantes y varias jeringas usadas. El gurú confesó que venía de suministrarle estos medicamentos a Frank Vandenbroucke, uno de los corredores con más talento y menos cabeza de la historia del ciclismo.

La policía acudió con celeridad a registrar el domicilio de Vandenbroucke, donde requisó EPO, clembuterol y morfina, tres sustancias que también había hallado en el vehículo de Sainz. "¿Y esto para qué lo quiere usted?", le preguntaron los agentes . "Es para mi perro, que está muy enfermo", respondió el ciclista sin rubor.

Vandenbroucke fue suspendido seis meses como ciclista y condenado a 200 horas comunitarias por tenencia de morfina.

Por cierto, el perro de Vandenbroucke murió...

Raimondas Rumsas. La culpa era de la suegra. La policía aduanera de Chamonix detuvo a Edita Rumsas (en la foto) el 28 de julio de 2002, horas después de que su marido, Raimondas, se subiera al podio del Tour. Los gendarmes encontraron en el coche de Edita una cuarentena de medicamentos, entre ellos corticoides, testosterona y EPO.

La justicia francesa encarceló a Edita, que pasó once semanas en prisión antes de salir libre bajo fianza, pero no pudo echar el guante a Raimondas, que viajó a Italia. Allí, el ciclista declaró a un periodista: "Ella traía esos productos de Lituania para mi suegra, Yakstenia, que está enferma". Rumsas no pudo ser castigado deportivamente. Siguió corriendo en el Lampre y un año después dio positivo con EPO en el Giro. Esta vez no pudo echarle la culpa a la suegra.

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