Llega una nueva carrera de Fórmula 1 y con ella regresa la Alonsomanía. No sé hasta cuándo durará. Alonso sólo ha ganado una carrera, pero los aficionados mantienen una gran confianza en sus posibilidades. Le ven como un campeón en potencia. La Alonsomanía puede que vaya a menos si, según avanza la temporada, los triunfos se le resisten, y se disparará hasta cotas insospechadas en cuanto esté en condiciones de competir por el título. Puede también que se estabilice, lo cual ya es un éxito. La Fórmula 1 es este año, después del fútbol, el deporte preferido por los telespectadores. Muy por delante de los gustos clásicos del aficionado español.

La audiencia media de las tres carreras de Fórmula 1 que se han celebrado es de 1,941 millones. Y eso que ninguna de las tres reunía los condicionamientos necesarios para tener una audiencia alta. La carrera de Australia se vio en diferido, la de Malaisia, a las once de la mañana, y en la de Bahrein Alonso salió el último. Pese a esto, ningún otro deporte logra superar en audiencia media a la Fórmula 1, contabilizando las tres transmisiones más vistas de cada uno de ellos en lo que va de año. Ni siquiera las motos (1,917 millones), cuya carrera de MotoGP (2,7 millones) superó en su primera prueba las cifras de toda la temporada pasada.

A la vista está que los gustos actuales del telespectador se inclinan por los deportes de motor, donde encuentra alguien con quien identificarse. Alonso, en el caso de la Fórmula 1, y Rossi, en el de las motos por haberse planteado el reto de ganar con una moto que no es la más rápida. En el baloncesto, la identificación es con un equipo, el Madrid, porque los tres partidos más vistos los ha jugado él: dos contra el Barcelona, uno de Liga y el de la Copa, y el de la final de la ULEB. Audiencia media: 1,5 millones. Y cuarto deporte, el tenis, gracias a los partidos de la Davis: 1,3 millones de audiencia media. El ciclismo, hasta que llegue el Tour, no cuenta.