La zorra se quedó cuidando el gallinero

La zorra se quedó cuidando el gallinero

"Intentar llevar al sistema deportivo español la máxima limpieza y la máxima transparencia" fue el compromiso público de Jaime Lissavetzky en su toma de posesión como presidente del Consejo Superior de Deportes. Fueron unas palabras oportunas. El sistema deportivo español ni está limpio ni es transparente. Una puntualización: conviene no generalizar para que no paguen justos por pecadores. Y para no caer precisamente en tal injusticia hay que limpiar de inmediato lo que está sucio (el ciclismo) y lo que no es transparente (el fútbol). Pruebas sobradas de ello hay. Y si tirando de la manta salen más vergüenzas, a por ellas.

La batalla va a ser larga. Los caudillos del ciclismo demuestran que son prisioneros del propio silencio que quieren imponer. No pueden contar las verdades que conocen, pues serían acusados de cómplices. Ayer mismo, los componentes del pomposo Consejo Profesional de Ciclismo se negaron a contestar a los periodistas cualquier pregunta sobre el doping. No tocaba. No están por la transparencia. Mala señal. Igual que lo es el aplazamiento sine die de las comparecencias de Eufemiano Fuentes y Walter Virú. Aunque no es nada nuevo. Se esperaba. Como los anuncios de querellas de Belda contra todo el que se mueva.

Está en su derecho, pero también en la obligación de responder por qué Pascual Llorente, Juliá, Sevilla, Botero, Otxoa, Edo, Cabello, Castelblanco, Bernardo González, Recio y el propio Belda han convertido al Kelme en el equipo con más positivos del pelotón español. Y eso sin contar a quienes burlaron los controles, casos de Manzano, Requejo y Ribera sin ir más lejos. Lissavetzky se ha dado cuenta del problema y va a por él. Lo anunció con delicadeza en su toma de posesión. Por cierto, nadie del ciclismo se acercó al acto, de las decenas de gentes del deporte que lo hicieron, para darle la enhorabuena. La zorra se quedó cuidando el gallinero.