Lissavetzky llega con un nuevo estilo

Lissavetzky llega con un nuevo estilo

Esta mañana toma posesión de su cargo Jaime Lissavetzky, nombrado ayer secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD). El nuevo Gobierno sólo ha tardado cuatro días en nombrarle, un ejemplo de celeridad y muestra de que hay prisa en arreglar la cosa deportiva antes de que se pudra la herencia que ha dejado Gómez Angulo: las cuentas de la Federación de Fútbol, el caso Gurpegui, el no cierre del Camp Nou, el escándalo del dopaje, la segregación del deporte catalán... Hace cuatro años se estuvo mareando la perdiz para ver quién iba al CSD y Gómez Angulo tardó 22 días en tomar posesión.

Gómez Angulo, aquel 17 de mayo de 2000, se hizo rodear en su presentación de los mandamases del Madrid, Lorenzo Sanz y Onieva, y del Atlético, Jesús Gil. También de Raúl, el jugador estrella. En total, 400 personas en un salón con capacidad para 50 sentadas. Por la tarde se fue a los toros, que actuaba El Juli en la Feria de San Isidro. En su agenda constaba que el primer acto oficial era el viaje a París para presenciar la final de la Champions. A su llegada al aeropuerto, recriminó a Butragueño, entonces su asesor, que no le estuviera esperando un coche oficial. Cuatro años después, la llegada de Lissavetzky nada tiene que ver con la de su predecesor.

Lissavetzky no va a hacer ninguna presentación con glamour. Tomará posesión en el ministerio de Educación y Ciencia, antes de Educación, Cultura y Deportes, y mañana acudirá a su despacho del CSD, donde se presentará ante su gente. Por cierto: en la remodelación del ministerio se ha perdido la denominación Deportes. Aunque no afecte a la estructura del deporte, tampoco parece el momento de que Deportes se caiga del rótulo del ministerio. Metidos como estamos en la carrera olímpica, todo lo que sea dar importancia a nuestro deporte es poco. Y no es darle importancia si la palabra desaparece de los membretes ministeriales.