Una Federación sin autoridad en el doping

Una Federación sin autoridad en el doping

Han pasado catorce días desde que Manzano desvelara los horrores del doping. Dos semanas para volver al mismo sitio en que nos encontrábamos. Manzano declaró ayer ante Enrique Franch, notario elegido por la Federación Española de Ciclismo para investigar las denuncias del corredor. Manzano ratificó punto por punto los testimonios que había realizado justo hace una semana ante la comisión de investigación del Consejo Superior de Deportes. Quizá fuera necesario comenzar de nuevo, porque la citada comisión languidece después de que Gómez Angulo frenara el trabajo iniciado por Guillermo Jiménez.

Al menos ya hay un proceso en marcha iniciado con toda formalidad. El sumario es secreto, pero es fácil deducir su primer contenido, pues Manzano continúa ratificando todo lo dicho. La única diferencia es que quizá aparezcan por escrito los primeros nombres de quienes prescriben, ceden, ofrecen, administran o aplican el doping, algo que en Francia se sanciona con una condena de cinco años de reclusión. Quizá también los nombres de quienes han sido cómplices con su silencio. Porque aquí todo el mundo sabe lo que está pasando, pero sólo unos valientes se han atrevido a romper el pacto de silencio y ratificar las denuncias de Manzano.

Esto es precisamente lo que resta credibilidad a la comisión de la Federación Española. La Federación sabe muchas cosas, pero no las dice. Y, sin ir más lejos, no quiso sancionar a Del Olmo después de que diera positivo en el Tour con EPO. Ante su pasividad, la Unión Ciclista Internacional denunció el caso al Tribunal de Arbitraje y éste suspendió al corredor por tres años. Actuaciones como éstas restan autoridad al organismo sobre el que ahora recae la responsabilidad de llegar hasta el fondo del asunto. Por eso no es de extrañar que Guariniello a quien quiera ver es a Manzano. Porque está convencido de que es el único que cuenta toda la verdad.