Los patriotas de Bush

El cuento estadounidense lo ganaron los Patriots. La Superbowl, el acontecimiento que paraliza durante horas a todo Estados Unidos y, por lo que se vio durante la retransmisión, ya también a buena parte de Irak tuvo todo lo que el ciudadano medio norteamericano sueña. Comida a mansalva, épica deportiva y final de infarto con resolución en el último segundo gracias a un italoamericano apellidado Vinatieri. Se coló un streaker, además, pero eso no se vio gracias a los garantes del buen orden que habitan en la CBS.

Lo conocido, incluso con despliegue de fuerzas armadas, aunque lo de la SuperBowl de Houston rozó el esperpento. Empezó con un homenaje a los astronautas fallecidos en el Columbia hace un año. Una memoria que en cualquier sitio se honraría con un emotivo minuto de silencio, en el corazón de Texas necesita de hombrecillo posándose en una luna imaginaria con la bandera estadounidense como único estandarte (en la tripulación había un israelí y una india). Continuó con el mosaico más americano posible y un showtime de barras y estrellas en el descanso que para sí hubiera querido Nixon con sus tropas en Vietnam.

Y terminó como tenía que hacerlo, con la victoria de los Patriotas. Un equipo en cuyo palmarés apenas se guardaban dos subcampeonatos (1986, vapuleados por Chicago Bears, y 1997, desfondados por los Green Bay de Favre). Un equipo sin los títulos de Green Bay, San Francisco o Dallas y sin la solera de Pittsburgh, Denver o Bufalo. Pero un equipo que vive su época dorada en los momentos en los que hay que hacer gala de su nombre. Ganaron en 2002, cuatro meses después del atentado en las Torres Gemelas, y lo han vuelto a hacer poco tiempo antes del aniversario de la invasión de Irak. Algo tendrán que ver Vinatieri (el héroe de los dos triunfos) y Tom Brady (¡lo que te has perdido, Bledsoe!), pero el caso es que los que ganan ahora son los Patriotas... Los patriotas de Bush.

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