Primera | Betis-Villarreal

Riquelme amenaza la Navidad de Víctor

Su inseparable Palermo, en el banquillo. Denilson vuelve a la lista

Román es un fanático de Sabina, pero Joaquín nunca le cantó a él y sí a Palermo. Los dos, Riquelme y Martín, son dos tipos de bolero: cabeza agachada, inherente tristeza. ¿Fue alguna vez feliz Palermo? Tal vez en Boca, con Román y Bianchi. No en el Betis, donde siempre habla de eso y se esconde al fondo del banquillo. Dicen que Riquelme se iba de los entrenamientos de Boca sin decir ni pío, que no hablaba nunca. Sólo reía cuando marcaba e imitaba a Topo Giggio. Ahora que en el Obelisco aún celebran la Intercontinental, los dos se acuerdan de Bianchi. Son peores tiempos, sobre todo para Palermo, suplente de suplentes. El humilde Riquelme, arrinconado por la desbordante sonrisa de Ronaldinho, huyó de Barcelona y ha encontrado su sitio en Villarreal, donde alimenta bien su ego, sin competencia. A eso le ha ayudado el teórico Floro. Benito, fundador del Queso Mecánico, pedagogo del fútbol, ha ordenado el juguetito de Fernando Roig, que pensó en hacer un Parma como el de Scala y Brolin y se ha quedado en mini-Boca.

Con Román (pero sin Battaglia) comparece el Villarreal en el Ruiz de Lopera. Denilson vuelve por Navidad al Betis de los líos. El paulista señaló a los que le habían acusado de quitarse del cartel. Su lesión en el talón se ha tratado con un absurdo oscurantismo que ha provocado confusiones. Para colmo, llegó Tote el viernes y dijo que estaba muerto. Nadie entiende qué pasa con las lesiones en el Betis. Nadie sabe por qué está así, malviviendo y amenazado. Hoy necesita ganar para tener las fiestas en paz. Pero no hay ninguna señal positiva. Sólo ha ganado un partido en casa, el Villarreal juega más ordenado, tiene muy buenos jugadores y un nueve de verdad. ¿Por qué nadie reparó en Anderson, qué pensaba don Manuel? Tal vez el destino está en Dani. Al trianero se agarra Víctor. Ese niño tiene duende.

Anderson, más eficaz que todo el Betis

En verano se habló de Ángel, Elber u Oliveira. Pero en el Betis nadie reparó en Anderson, que acababa contrato en el Olympique de Lyon, con el que completó una excelente trayectoria después de aterrizar en Barcelona. Un delantero brasileño peor europeizado, muy al estilo de Elber. Lopera siempre mantuvo que no ficharía a nadie con más de 30 años (Anderson tiene 33), pero al final trajo a Palermo. Y los datos no pueden ser más concluyentes. Anderson, el pistolero, es rentable: ya ha marcado seis goles en la Liga, más que todos los delanteros del Betis juntos. Dani ni se ha estrenado (sólo ha marcado en la Copa), Tote ha marcado dos y Palermo uno porque el gol de Mallorca se le adjudica a Niño en propia meta. Alfonso tampoco ha marcado. Así que, haciendo números, Anderson ha marcado más goles que los cuatro juntos. Sólo hay un dato alentador: el último gol de Dani en el campeonato fue ante el Villarreal. Tal vez sea premonitorio.