Ciclismo | Tour 2003

Lastras tocó el cielo

El ciclista de ibanesto ganó en un final emocionantísimo. Ullrich arañó dos segundos a Armstrong y afrontará la crono decisiva con 1:05 de desventaja.

Las buenas personas te desarman, en sentido estricto. Frente a ellas, te sientes como Rambo, igual de imbécil, con un arsenal de prejuicios y tácticas, el betún para la cara y la ropa de camuflaje. Cuando Lastras cruzó la meta señaló al cielo en recuerdo de su madre, fallecida hace cuatro meses y que ayer hubiera celebrado su 62 cumpleaños. Cuando le preguntaron si le dedicaba la victoria a alguien más, se acordó de Beloki, todavía convaleciente de sus operaciones, y también quiso pedir disculpas a Cañada, que fue atrapado a falta de 300 metros.

Pero Lastras no es sólo un buen tipo: ayer se convirtió en el único corredor español en activo con triunfos en Giro (2001), Vuelta (dos etapas en 2002) y Tour. Se trata de un ciclista con un talento extraordinario para distinguir, de entre todos los millones de momentos, el más adecuado. Si fuera futbolista, diríamos que tiene gol. Claro que si él fuera futbolista no diría nada, como mucho diría "me lo merezco".

99 triunfos

La victoria de Lastras es la cuarta del ciclismo español en el Tour, registro que no se repetía desde 1986, y la 99ª en la historia de la carrera francesa, lo que deja a Freire con el centenario a tiro en los Campos Elíseos (quizá así logremos convencerle). También supone el segundo triunfo de ibanesto, que se morirá rentable.

La etapa de ayer también dolió. Una vez fraccionado el grupo de 16 escapados (entre los que estaban Pradera y Pascual Llorente), Cañada saltó a falta de 8 km y mantuvo una ventaja agónica de seis segundos hasta la última recta, donde se desfondó.

Eso sí, ninguno de los españoles respondió directamente al ataque de un compatriota, parece que por un acuerdo de los directores, tal vez contagiados por el Día del Apóstol Santiago (y cierra España).

Pero más allá de la lucha por la victoria de etapa, la carrera vivió su gran momento en el km 50, cuando Ullrich, inasequible al desaliento, disputó un sprint bonificado al mismísimo Armstrong. Lástima que McEwen (nuevo maillot verde, por cierto) se metió en la pelea y el alemán sólo pudo ser segundo, tercero el americano. Como consecuencia del zafarrancho, Ullrich le arrebató al líder dos segundos y hoy saldrá en la contrarreloj a remontar 1:05.

Quizá no fuera una tontería. Lemond afrontó en 1989 la última crono con 50 segundos de desventaja sobre Fignon y acabó ganando el Tour por 8 (¡82 metros!). Y hoy no será sobre una distancia de 24,5 km, como entonces, sino sobre 49 km completamente llanos que favorecen la potencia de Ullrich y perjudican los desarrollos de Armstrong. Si el alemán se movió ayer es porque piensa que las diferencias serán muy ajustadas, en torno al minuto. Se anuncia lluvia. Me resisto a creer que un Tour tan extraño pueda tener un desenlace normal.

Etiquetado en: