¿Nota que su rendimiento ha bajado?

La mayoría hemos rendido por debajo de nuestro nivel. He podido hacer algo más en algún gol de los que he encajado. Lo que ocurre es que cuando uno adquiere un nivel, se le exige que siga así siempre. Si la gente ha reaccionado así, he de asumir que no estoy tan fino.

Parece que los silbidos a usted le afectan menos.

Yo no paso de todo. Aparentemente, a veces parece que soy de hielo, pero no paso de todo. La profesión va por dentro y yo sufro como el que más.

¿Ha llegado a pensar que su ciclo se ha acabado?

Puedo estar muy visto, pero mi ciclo aquí no se ha terminado. Aunque me piten 50.000 personas, tengo muy claro que cumpliré mi contrato aquí y además con mucha ilusión. Lo tengo muy claro. Hay jugadores que están 20 años en un club. Yo llevo siete. No es tanto, ¿no?

Los aficionados se cebaron con usted después de encajar el segundo gol.

No sé si pude hacer más. Pero esto no es nuevo para mí. Ya se han ensañado conmigo otros años. Hay momentos de compadreo y momentos duros. Y quiero decir una cosa. Hubo un par de momentos en los que me estuve riendo durante el partido, pero me estaba riendo por las cosas que puede decir la afición. Yo no me río de la afición ni de nadie.

¿Les falta carácter?

Mentalmente no somos fuertes. Hay muchos jugadores jóvenes en esta plantilla que no están acostumbrados a estas situaciones.

Dijo hace algunas semanas que se salvarían, pero que con apurillos. ¿Tan mal veía el panorama? Porque ha acertado...

No soy pitoniso pero la situación se parece a otras que ya he vivido antes.