La afición del Racing ha dictado sentencia en el último partido liguero, primero de Piterman como delegado del equipo sentado en el banquillo cántabro. La plantilla racinguista, que en todas estas semanas de inestabilidad se ha comportado de manera ejemplar con toda la situación vivida, goza del total apoyo de la parroquia de El Sardinero. Harina de otro costal es la corriente de opiniones que ha generado la decisión de Piterman de ejercer como uno de los técnicos del equipo.

Desde que Dimitri saltó junto al equipo a calentar, la afición fue posicionándose en torno a la figura del empresario ucranio. El primer round fue igualado. Los pitos y las palmas sonaron por igual, aunque la mayoría se mostró expectante, respetuosa, silenciosa o, simplemente, indiferente a lo que acontecía con el máximo mandatario racinguista.

El segundo round fue ganado por los que mantienen una postura contraria a Piterman. Fue cuando los jugadores regresaron al vestuario cinco minutos antes del comienzo del partido: ovación para la plantilla y silbidos cuando Piterman cerraba el grupo y se dirigía al vestuario. Pero el combate fue ganado definitivamente por los seguidores que no quieren ver a Piterman dirigiendo al equipo. En las cuatro ocasiones en las que el empresario se levantó del banquillo para dar instrucciones a sus jugadores durante el choque, en ese momento se escuchó el veredicto de la afición, que apoyó a la plantilla y rechazó al presidente que quiere ser técnico.