Cuarenta minutos en un partido amistoso bastaron para que Fernando Redondo recuperara la felicidad. Tras más de dos años sin jugar, el argentino jugó el lunes en Zagreb en el homenaje de despedida a Boban. "Me emocioné. Tanto como el día de mi debut en Primera con Argentinos Juniors o quizá más. Un estadio, una pelota, la gente en las tribunas, el olor a vestuario, cambiarse, ponerse las botas. Me faltaba todo eso... ¡uf, cómo me faltaba! Son cosas que yo siento como mías y que hace tiempo, demasiado tiempo, que no podía vivirlas. Digamos que tomé un poco de aire".

Redondo llegó al Milán procedente del Real Madrid, pero una lesión en su rodilla derecha le ha impedido todavía jugar un partido oficial con el equipo italiano. Una espina que quiere sacarse muy pronto. "Mi objetivo es saltar al campo con la camiseta del Milán. Es algo que aún no he hecho y no me moriré hasta hacerlo. Aún me falta un poco para poder jugar partidos de forma seria, pero estoy en el buen camino".

Redondo confía en su recuperación. "La rodilla la sentí firme. Después del partido tuve alguna pequeña molestia, pero es normal debido a la larga inactividad. Empiezo a ver la luz del túnel. Cuando llegue el momento daré las gracias a todos los que han estado cerca de mí: aficionados, dirigentes, compañeros... a todos".

Quince días más en Bélgica

A pesar de que el pasado lunes Redondo regresó a los terrenos de juego, el jugador argentino aún no está para integrarse a la dinámica de sus compañeros del Milán. Redondo regresará a Bélgica durante quince días para volver a ponerse en manos del doctor Martens. El argentino ha estado trabajando con este médico en Amberes durante los últimos meses. Martens fue el doctor que operó con éxito hace años la rodilla de Gullit. Redondo también pasó por la consulta parisiense del doctor Salliant, quien intervino en dos ocasiones al brasileño Ronaldo.