San Heynckes

Cuando supe que Jupp Heynckes retornaba al banquillo de San Mamés telefoneé a mi primo José Luis, que es un fanático del Athletic desde el mismo día que vino al mundo hace 31 años. Le dije sin cortarme: "Este año te toca disfrutar. Con Jupp, el Athletic terminará metiéndose en Europa". Él no las tenía todas consigo, pero me hizo una reflexión interesante: "Hombre, un tío que os hizo ganar la Copa de Europa después de 32 años de sequía debe saber bien lo que lleva entre manos...".

Heynckes no ha venido a Bilbao a llevárselo, como hacen otros entrenadores extranjeros. Conoce la ciudad, la filosofía del club y es un fiel admirador del fútbol ofensivo y alejado de las especulaciones. Eso es lo que necesitaba el Athletic: atrevimiento. Por eso y lejos de la presión de San Mamés, el Athletic se convierte en un acorazado que está pasando por encima de todos los que le reciben entre el asombro y la perplejidad.

El Athletic, fiel a su admirable política de defender al jugador nacional sin dar concesiones a extranjeros y comunitarios, se ha convertido en el rebelde con causa de una Liga democrática y plural en la que muchos parecen los elegidos para repartirse la gloria final. El glorioso partido del sábado en el Camp Nou ratificó el acierto pleno de la contratación de Jupp. Del 7-0 al 1-2... Gracias a San Heynckes.

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