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BARCELONA

Un inglés sin punto medio

Terry Venables entrenó al Barcelona del 84 al 87 ganando una Liga y perdiendo trágicamente la final de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest en Sevilla.

Terry Venables con José Luis Nuñez.

Terry Venables, que falleció el domingo a los 80 años, era por encima de todo un tipo divertido desacomplejado y amante de los extremos. No tenía punto medio. Adorado en el Barcelona por ganar una Liga por la que nadie daba un duro tras la abrupta salida de Maradona, también fue el máximo responsable de la catástrofe de Sevilla, donde el Barcelona perdió de manera trágica la final de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest con 50.000 culés en las gradas. Fue el hombre que prefirió fichar a Steve Archibald desechando a Hugo Sánchez, que estaba ya firmado por el club blaugrana. Pero también fue el entrenador que miró a la cantera y se sacó de la manga a Calderé, Rojo y Nayim. Un hombre que era capaz de salir en un programa de TV3 cantando como un crooner imitando a sus grandes ídolos, Frank Sinatra Y Elvis Presley, y que podía pelearse con Schuster, a quien en este diario definió como “pain in the ass” (un dolor de muelas, para decirlo finamente).

Venables llegó al Barcelona de rebote. Después de la salida de César Luis Menotti y de Maradona, el presidente José Luis Núñez quiso cambiar por completo el rumbo del club y miró a las islas británicas. Núñez y Gaspart querían fichas a Bobby Robson (que acabaría en el Barcelona 12 años después tras la salida no menos traumática de Johan Cruyff) pero no estaba disponible.

El propio Venables recordaba que “la leyenda cuenta, yo no lo sé ciertamente, que Gaspart quería a un técnico inglés y que le preguntó a Sir Bobby Robson y al presidente del Aston Villa. Los dos me recomendaron. Llegó Núñez y me fichó”.

En ese momento, Venables era absolutamente deconocido en España. En sus palabras: “Fui un jugador más o menos reconocido y como entrenador estuve en Crystal Palace, equipo que llevé de Tercera División a Primera con un ascenso por año. Entonces llegó el Queens Park Rangers con la final de la FA Cup y jugamos la UEFA estando en Segunda, pero nadie se acuerda de eso. Incluso en Inglaterra siempre dicen que mi primer equipo fue el Barça”.

Nada más llegar a Barcelona, Venables se encontró con la tarea de construir un equipo que acababa de vender a Maradona. Recuerda que a su llegada lo primero que hizo fue encerrarse en el sótano de un oscuro hotel a ver un montón de vídeos del Barça de Menotti “y vi que ese equipo podía presionar como un inglés y no como un argentino”.

Venables vio que podía aportar aspectos del juego que eran habituales en Inglaterra, pero que en España eran desconocidos: “Los argentinos presionaban sólo para dejar al rival en fuera de juego, pero en Inglaterra presionábamos con los delanteros para robar la pelota a la defensa rival. Me sorprendió que en España, a diferencia de Inglaterra nadie utilizaba las jugadas de estrategia, los córners ensayados y el pressing. Nadie lo hacía en España”.

Su primera decisión como técnico del Barcelona fue un órdago. Le dijo a Gaspart que rompiera el contrato que tenía con Hugo Sánchez, entonces en el Atlético y que acabaría en el Real Madrid, para fichar a Steve Archibald. “A Hugo Sánchez me lo recomendaron Núñez y Gaspart, pero para lo que quería hacer, Archibald era el mejor y no sabía si Hugo podía hacerlo rápido y adaptándose a un estilo que Steve conocía perfectamente. Claro que sabía que Hugo era un rematador buenísimo, pero Archibald nos ayudó desde el primer día y ganamos la Liga. Es el jugador más inteligente que he entrenado y un buen finalizador”.

A cambio, Venables detectó el poder de la cantera blaugrana, absolutamente infravalorada en esos días. Una de sus primeras decisiones fue ir a ver al equipo reserva y se encontró con Calderé, Rojo y Nayim. Extraordinarios jugadores. Así lo recordaba: “pregunté porque no estaban en el primer equipo. ‘Son jóvenes’, me dijeron. Pensé que tendrían 20 años, ¡pero tenían 25 y seguían en el filial! Evidentemente los ascendí enseguida”. Y añadía : “Nayim se vino luego conmigo a Inglaterra, Calderé en dos meses jugaba con la selección española y Rojo era el mejor jugador que yo había visto hasta ese momento. Era el mejor del equipo, más importante que Schuster”.

Venables ganó esa Liga que empezó con un 0-3 en el Bernabéu con un Ramon Maria Calderé desencadenado y con un niño recogepelotas llamado Pep Guardiola celebrando el pase a la final abrazando a Víctor Muñoz y al técnico inglés casi como si fuera uno más del equipo, hecho que recordaba Venables diciendo que “hay un niño en las fotos que me mira con cara de felicidad. Ese es Guardiola. Ahora es él quién hace feliz a la gente”. Su etapa acabó en el drama de Sevilla tras remontar un 3-0 al Göteborg en semifinales. “Es el peor recuerdo de mi vida. Aún tengo pesadillas. Éramos favoritos, el campo estaba lleno de nuestros seguidores, pero entró el miedo en los penaltis. En la semifinal ante el Göteborg, cualquiera que tirara un penalti, lo marcaba. En Sevilla no marcamos ni uno”.

Genio y figura.

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