Primer final feliz para el Eibar

En un club abocado a la hecatombe en los minutos finales, el pasado sábado la parroquia eibarzale pudo, al fin, ver la otra cara de la moneda. A escasos días de cumplir seis meses de aquel histórico tanto de Jonmi Magunagoitia, el Eibar fue capaz de rescatar un punto en el último cuarto de hora con la diana de Adu Ares. Un período de tiempo que últimamente le estaba saliendo en contra, ya que desde que su meta arañara un empate frente al Real Oviedo, los armeros solo habían dejado escapar victorias y empates en el lapso del minuto 75 hasta el pitido final. Cinco puntos en total, por ninguno logrado. Zaragoza, Mirandés, Levante y Huesca tenían la culpa.

En el último medio año, hay una clara tendencia que refleja la contraria gestión del resultado en los azulgranas. De los 13 goles encajados en esta época, el conjunto dirigido por San José ha recibido el 77% de los mismos en la última media hora. Solo dos dianas en la primera y una en la segunda. Con el paso de los minutos, los partidos tienden a abrirse y es ahí, con espacios, cuando el Eibar está siendo más castigado. No obstante, el porcentaje destaca por su gran puesta en escena. En la mayoría de encuentros, el Eibar es el primer dominador del esférico al tomar la iniciativa y, por ende, la participación ofensiva de su rival baja considerablemente.

Frente al Deportivo, el cuadro guipuzcoano fue la excepción que confirma la regla. A diferencia de lo que pueda plasmar la estadística, su fútbol fue más reactivo en el inicio para que más tarde, ya con los de Hidalgo por delante en el marcador, el partido fuera prácticamente un monólogo armero. A partir del primer tercio, el Eibar pudo hacerse con la posesión, pero, más allá de las internadas de Guruzeta por el carril central, su ataque no pasó a mayores. Hasta que el ajuste de San José en descanso convirtió la segunda parte en un asedio. Haciéndolo más por fuera que por dentro, las ocasiones no paraban de sucederse y, por mucho que el Dépor se hiciera fuerte en el área, el descuento esta vez iba a ser amigo de los de Ipurua.

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Seis meses después, los armeros fueron capaces de sumar un punto en los últimos minutos. Lapso maldito para una entidad acostumbrada a morir en la orilla, pero que gracias a su insistencia pudo el pasado sábado hacerse con el premio. Aunque, a decir verdad, no necesita de ningún periodo de tiempo para ver portería, pues el Eibar de Beñat San José sabe bien lo que es repartir sus goles. De hecho, su mayor acierto llega entre el 30’ y 45’, con el 26% de los tantos cosechados, únicamente. Relativamente cerca de su segunda y tercera posición, del 60’ al 75’ y del 75’ al 90’, con un 22% cada una. De modo que no hay minuto donde no tenga una clara vocación ofensiva. Una de las señas de identidad del técnico donostiarra que su equipo reflejó hasta el último suspiro. Mientras el árbitro no señale el final, el partido nunca concluye en Ipurua.

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