Los finales de partido, el caballo de batalla de la Real de Imanol

“Es que no es la primera vez y yo tengo que hacer autocrítica. Si nos vamos consolar con lo bien hemos jugado porque enfrente estaba el Barcelona, de nada sirve. Es que esto no es nuevo. Porque los puntos están volando y lo hacen cuando estamos jugando bien. Si cada vez que jugamos bien y perdemos, venimos aquí y nos damos todos palmaditas… ya me dirás de qué sirve. Ya me cansa el discurso de los otros entrenadores diciendo que qué bien juega la Real y que orgullo… pero es que nosotros no jugamos para eso, sino que lo hacemos para ganar”. Estas palabras de Imanol Alguacil al término del partido contra el Barcelona todavía resuenan en el entorno del club donostiarra. Lo hacen después de la dolorosa e injusta derrota contra el equipo azulgrana, porque la Real Sociedad fue absolutamente superior y inmensa mente mejor, pero cayó en el tiempo de descuento con un gol de Araujo en una jugada aislada. El desenlace duele por cruel e injusto, pero el enfado del entrenador txuri-urdin se entiende dentro del contexto de que es algo que esta temporada, lamentablemente, ya se ha repetido en demasiadas ocasiones. No es nuevo, así que se puede decir que más que casual, empieza a ser ya algo causal.

Contra el Barcelona la Real Sociedad dejó escapar en los últimos minutos un punto que parecía seguro y era más que merecido, tanto que realmente lo más justo es que fuera por delante en el marcador. Pero el enfado de Imanol Alguacil, al margen de reconocer que habían hecho un gran partido, no era por la derrota en sí, sino porque era algo que se volvía a repetir por enésima vez esta temporada, por lo que no es un hecho aislado. De hecho, con el del Barça de esta última jornada, el equipo donostiarra ha dejado escapar hasta ocho puntos en los últimos quince minutos de los partidos ligueros. Ocho puntos que le penalizan en exceso y con los que los realistas tendrían ahora mismo 27 puntos, o lo que es lo mismo, estarían terceros en la tabla por delante del propio Barcelona y a sólo cuatro del impresionante Girona de Michel.

No hay duda, los finales de partidos son el gran caballo de batalla de la Real Sociedad de Imanol, que no llega bien a los finales de los encuentros, porque físicamente está muy castigada y le cuesta aguantar entera en el aspecto defensivo. Le lleva pasando desde el inicio de la temporada, desde la primera jornada. Contra el Girona, la gran revelación hasta el momento, encajó el gol del empate a falta de quince minutos después de fallar innumerables ocasiones. Aquella lejana primera jornada ya volaron dos puntos. Se repitió la historia en la segunda jornada contra el Celta de Vigo. La Real ganaba 1-0 y saboreaba el triunfo hasta que se dejó empata en el 93′. Otros dos puntos menos. Y en ambos casos, para más inri, eran prácticamente el primero y casi único remate de los rivales. Igual que ocurrió contra el Barça.

También recibió dos goles contra el Granada en el descuento y otro ante el Getafe, pero en esos casos, la Real no dejo escapar puntos porque tenía una renta importante en el marcador. Pero entonces llegó la visita al Metropolitano, donde después del esfuerzo para empatar con gol de Oyarzabal, recibió el gol de la derrota en el 89′. Con o sin polémica, la realidad es que se le escapó el punto que tenía otra vez en el último minuto, después de no acertar las ocasiones que tuvo. Y esa dinámica errática en los minutos finales continuó contra el Rayo Vallecano en Vallecas, donde ganaba 1-2 en el 90′ habiendo perdonado ocasiones muy claras para haber matado el choque, hasta que en el 91′ Bebé le hizo perder dos puntos de los tres que tenía en el bolsillo el cuadro donostiarra. Todo esto, más el punto perdido contra el Barça, suma 8 puntos menos para la Real, que también ha sufrido esta penalización en la Champions League. Porque contra el Inter de Milán cuajó otro enorme partido, fallando ocasiones clarísimas igual que ante el Barça, hasta que en el 86′ Lautaro Martínez le birló dos puntos de los tres que parecía que tenía ganados. Ahora seguramente entenderán mejor el enfado de Imanol tras el partido contra el Barcelona, y la autocrítica que hizo.

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