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El partido que marca una temporada

Está claro que no es un partido más. Desde el momento en el que sabes que te puede llevar a jugar otra final de Copa del Rey… deja de ser un partido más. Pero es que también es mucho más que eso. Tal y como está el mundo del fútbol en la actualidad, llegar a la final de La Cartuja para la Real Sociedad supone prácticamente solucionar su temporada. Porque la convertirá en histórica o la dejará a las puertas de la decepción, teniendo que remar contracorriente en lo que queda de año para volverla a enderezar. Jamás será un fracaso para los txuri-urdin no llegar a la final, pero sí puede suponer un bajón tan tremendo que puede condicionar lo que suceda de aquí a que termine este curso.

No es que quiera poner más presión de la debida en el ambiente. Es simplemente llamar a las cosas por su nombre. Esta final de Copa es una ilusión, una ilusión tremenda, porque siempre es algo especial ver a la Real jugar una final. Pero al mismo tiempo es una promesa que se cumpliría antes de lo que muchos pensábamos. Cuando el equipo txuri-urdin ganó el 3 de abril del 2021 la tercera Copa de su historia, la más larga que se recuerda porque se jugó un año después, poniendo fin a 34 largos años de sequía sin ganar un título, pusieron encima de la mesa una promesa a toda su afición. Volver a La Cartuja con ellos. Aquella final vasca contra el Athletic se jugó en medio de la pandemia del coronavirus, sin público en las gradas. Así que ha llegado la hora de cumplir esa promesa y regalar a la siempre fiel y sufrida afición balnquiazul esa fiesta por todo lo alto en Sevilla, disfrutando de su Real en la final de Copa. Y si encima puede ser la reedición con afición de la final vasca… pues redondeamos la ecuación.

Pero no, no me refiero a que este partido contra el Mallorca es más importante porque permite cumplir esa promesa. Este partido en el Reale Arena marca la temporada, porque ya tendrías un premio gordo dentro de una campaña exigente y muy compleja para un club como la Real, jugando y queriendo competir en tres competiciones a la vez como nunca lo había hecho hasta ahora. No es nada fácil lo que están haciendo los de Imanol: ser primeros de grupo en la Champions, pelear por Europa en la liga y llegar en la Copa hasta las rondas finales. Pero todo parece poco si no le sacas brillo, y eso empieza por llegar a la final de Copa. Porque, además, de rebote te da otros dos premios que no son para nada menores: Te da acceso a jugar la famosa y polémica Supercopa de Arabia, con lo que ello conlleva de ingreso económico, y prácticamente aseguras Europa, bien vía ganando la Copa o a través de la séptima posición. Es decir, dicho de otra manera y siendo muy pragmático, te soluciona la temporada de una manera clara y meridiana.

Sí, es mucho más que un partido. Así lo entiende Imanol que pondrá todo el fuego en el horno; así lo entiende el propio club, que echará la casa por la ventana con acciones de todo tipo para intentar llevar al equipo en volandas; y así lo entienden los aficionados, que no paran de pedir un recibimiento al bus de la Real como el de la semifinal contra el Mirandés en 2020 porque quieren empezar a ganar la semifinal desde antes del pitido inicial. Porque puede que los realistas lleguen en una situación extrema y con más dudas que certezas en este momento, y que el 0-0 de la ida da alas a un Mallorca que también tiene licencia para soñar; pero no es menos cierto que si alguna Real se ha ganado el derecho a creer en ella es esta de Imanol. No valen excusas. La Real juega el partido que marca su temporada. Y solo vale ganarlo.

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