Iago evalúa al aspirante
La pareja atacante Aspas-Mina lidera a un Celta que parece haber encontrado por fin el equilibrio en su juego. El Sevilla, con muchas bajas, esperará a Dmitrovic hasta última hora.
El empate del pasado miércoles en Mestalla pone algo de sordina a las ambiciosas aspiraciones ligueras del Sevilla, capaz solamente de recortarle un punto, queda a cuatro, al Real Madrid. Seguir agarrado a tan giganteso sueño dependerá en gran medida de no fallar esta tarde ante un Celta que camina con la flechita para arriba y llega al duelo tras ganar tres de sus cuatro últimos partidos ligueros. Hace 20 días, sin ir más lejos, conquistó un estadio a cuatro kilómetros del Sánchez-Pizjuán, el Benito Villamarín (sigue el partido en directo en As.com).
Le ha cogido Coudet otra vez la onda al Celta. Aspas y Mina, 17 goles entre los dos, lideran en ataque un grupo que también aglutina la creatividad de los Denis, Brais, Galán, Mallo y cía, futbolistas punzantes que sufrían demasiado sin el balón. Y eso, tras otro inicio de Liga peligroso, parece haber cambiado con tiempo suficiente como para pensar más en Europa que en luchar por la permanencia.
Lo certifican los apenas dos goles recibidos en los últimos cuatro encuentros de Liga, sensación de menor fragilidad en la que quizá tenga mucho que ver esa doble A, Aidoo-Araujo (el ghanés anda superlativo), que se asienta en el centro de la zaga celeste. El Celta apunta a repetir la alineación que derrotó a Osasuna hace cuatro días, aunque el estajanovista Renato Tapia ya jugó algunos minutos tras superar una lesión de rodilla.
Pablo Sanz, que suple en el banquillo del Sánchez-Pizjuán a un enfermo Julen Lopetegui, conocerá este mismo sábado por la mañana si el dichoso bichito permite a Marko Dmitrovic ocupar por fin la portería del Sevilla, donde se ha experimentado en los dos últimos encuentros con los jóvenes Alfonso Pastor y Javi Díaz. El meta serbio paliaría algo el camión de bajas (Suso, Lamela, Navas, Delaney, Bono, En-Nesyri, Munir, puede que Koundé...) que lastra desde muchas semanas al equipo de Nervión, al que este extraño parón que viene a finales de enero va a venir seguro como agua de mayo.