Recuerdos de Montilivi: "El Rayo nos ha dado licencia para soñar"
Los franjirrojos vuelven este sábado a Montilivi. Escenario de su ascenso hace siete meses y ahora, de los octavos de Copa. AS rememora aquel día junto a la única peña rayista presente.
Montilivi no es un lugar más para el rayismo. Dicho estadio encarna la fe, la lucha y la consecución de los imposibles. Ese fue el escenario de la remontada que dio a los vallecanos su último ascenso a Primera —el octavo de su historia— el 20 de junio de 2021. Los franjirrojos habían caído por 1-2 en la ida y se jugaban el todo por el todo en casa del Girona. Seis minutos tardó Álvaro en lanzar el primer golpe a la mandíbula del contrincante, recogiendo un pase en largo y definiendo a la perfección ante Juan Carlos. Al filo del descanso, Trejo redondeó la machada, colando un balón por debajo del cancerbero. Aunque la épica llegó con la expulsión de Velázquez en el 56' y el equipo tuvo que tirar de oficio para certificar el milagro. Así se confirmó el plan maestro de Iraola, cuyo planteamiento —de brillante estratega— incrustando a Óscar Valentín entre los centrales fue crucial. Por segundo año consecutivo, de nuevo en la promoción, los catalanes se quedaban a un paso de volver a la élite.
Los octavos de Copa han querido que el Rayo regrese a aquel lugar simbólico para enfrentarse a un rival que dirige un símbolo de la Franja, Míchel. Caprichos del destino... Muchos rayistas celebraron con ilusión este emparejamiento, especialmente la 'Peña Rayistas por Catalunya', la única que pudo vivir in situ aquel ascenso en un playoff donde el público pudo volver —eso sí, con restricciones— a poblar las gradas tras la pandemia. "Intentamos contactar con el Girona por si podíamos conseguir entradas, pero no obtuvimos respuesta. Aún así nos desplazamos con la intención de arropar al equipo. Fuimos a recibirle para que viera que no iba a estar solo. Fue una pasada", confiesa Bruno Brotons, vocal de la Peña.
Ese domingo fue largo. Intenso. Inolvidable. Poco importaba que al día siguiente tocase trabajar. "Estuvimos desde las diez y media de la mañana dando una vuelta por la ciudad y haciendo turismo. Nos encontramos con gente del Girona y nos recibieron genial, haciéndonos fotos, tomándose cervezas con nosotros... A las 13:30 comimos con la 'Penya Immortal Girona' y ya de ahí al estadio. Al no poder entrar tratamos de ver el partido desde fuera, pero hubo un sector de la afición que nos increpó. Fue un poco tenso porque nos empezaron a tirar piedras. No le dimos importancia. La gente del Girona siempre nos ha tratado muy bien", narra el presidente Javier Ojeda.
Descartada una colina, a aquella veintena de aficionados le tocó buscar un nuevo emplazamiento. "Nos pusimos como en una cuesta y ahí sólo se apreciaba el córner. Nos tocó tirar de móviles y radio. Escuchábamos gritos y no sabíamos por qué eran", recuerda Bruno, entre risas. Él es uno de los integrantes de la 'Peña Rayistas por Catalunya', que nació en 2018 —se gestó en un duelo contra el Barça B en el Mini Estadi— y aglutina a más de una treintena de franjirrojos residentes en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona... "Se vive distinto. El Rayo despierta simpatía en Cataluña, nos lo han demostrado cuando hemos ido a Cornellà o al Camp Nou. Incluso por la calle", explica el vocal, también miembro de 'La Resistencia Vallekana'.
Tras los nervios y la tensión contenida llegó la celebración. Esa explosión de júbilo con el pitido final. Gritos, abrazos y un momentazo... "¡Cantamos la 'Vida Pirata' con los jugadores! Saveljich se tiró contra la valla que casi la tumba. Si hubiera sido un dibujo animado hubiera dejado su silueta estampada en la verja", ríe Javier, quien se perderá esta cita copera por unos compromisos laborales en el extranjero. Sí estarán unos quince integrantes de este grupo, que suele desplazarse no sólo para ver al masculino, también al femenino. "Como el ambiente estaba crispado, nos metieron en el parking y jugadores como Alberto García y Catena se preocuparon por nosotros y nos sacaron botellas de agua... Y lo de Bebé es una fiesta. Se puso delante del autobús bailando con la música de un altavoz", desvela Bruno, que se quedó con una espinita clavada: "Ver la celebración en la Fuente de la Asamblea me dio envidia".
Ahora, con la Copa, no sólo se desempolvan recuerdos, también sensaciones. Principalmente, esa de que el Rayo es capaz de todo, lo fue de subir contra pronóstico, lo ha sido asentándose en puestos europeos en Liga y ahora pone ojitos al torneo del KO, la competición fetiche de Iraola. "El equipo nos ha dado licencia para soñar. Ojalá podamos ver a la Franja en La Cartuja. Es una oportunidad real, única...", desea Bruno, a lo que Javier añade: "Si pudimos el año pasado con lo feo que pintaba, ¡cómo no se va a poder ahora! Nos gustaría que el Girona de Míchel ascendiese, pero en Copa nos toca ganar y pasar un buen día con todos los hinchas franjirrojos que se desplazarán. A ver si montamos una buena calçotada y disfrutamos del fútbol, aunque el Rayo es más de lo que pasa en el campo". Es sentimiento. Aquel del 20 de junio que el sábado volverá a latir en Montilivi...