La redención de Cafú Koundé

Faena de aliño del Sevilla en Zaragoza para conseguir el pase a octavos de la Copa con dos zarpazos y sin alardes, tal vez porque el camión de bajas con el que anda tirando Lopetegui, a falta de algún refuerzo que le traiga Baltasar Monchi, no da para mucho más. Juan Ignacio Martínez mezcló suplentes y titulares y su equipo plantó cara a un rival Champions en algunas fases del duelo, aunque con más coraje que peligro real.

Le va la marcha a Cafú Koundé, que esta vez formaba de central pero que incluso en esa posición conserva cierta querencia a sumarse al ataque. Tras su expulsión ante el Barcelona cayó en Bolsa dos o tres millones, cotización que ha recuperado con creces tras redimirse en La Romareda. No había probado todavía a Ratón el Sevilla, asfixiado por una buena presión del Zaragoza, aunque los de JIM tampoco creaban peligro más allá de un remate desviado de Borja Sainz dentro del área. Apareció entonces el defensa francés al borde del área para cazar un rechace y ponerla con gran golpeo en la esquina, imposible para la estirada del portero local (0-1, 31').

Tiró de orgullo el equipo de JIM, alimentado sobre todo por el ímpetu de Chavarría en la izquierda, pero antes del descanso sólo fue capaz de acercarse con algún balón parado que ni siquiera inquietó a Dmitrovic, plácido sustituto hasta entonces de Bono en la meta sevillista. Sudaría algo más el portero serbio en un arranque de fe y dignidad del Zaragoza al inicio de la segunda mitad, capaces los aragoneses de poner cerco al área sevillista y de crear alguna ocasión de peligro hasta que Ocampos conectó con Rafa Mir, que volvía tras varios días de ausencia, y el murciano finiquitó el duelo (0-2, 69'). Los 20 minutos restantes sirvieron apenas para ver las ganas de varios chavales en uno y otro equipo: Puche y Franco en el Zaragoza y Nacho Quintaba, que debutó con el equipo de Nervión.