Un derbi en el que el Racing tiene mucho que perder y el Laredo todo a ganar

No han sido muchas las ocasiones a lo largo de la historia en las que el Racing ha jugado en la misma liga que otros equipos de la región, aunque la bajada a los infiernos de la última década ha permitido que choques como el de este domingo entre el Racing y el Laredo se hayan sucedido en El Sardinero ante la Gimnástica, el Tropezón y el Noja. En todos los casos se ha llegado al derbi igual que hoy: el Racing obligado a ganar, por historia, por presupuesto y por necesidad de los puntos, y el visitante extramotivado y sabiendo que salta al campo sin nada que perder. Tal y como están pinados los bolos a estas alturas del campeonato, los de Solabarrieta llegan presionados por sus malos resultados, mientras que los de San Lorenzo han hecho los deberes, una derrota no les penalizaría en exceso (se daba por descontada antes de empezar la liga) y, en cambio, si son capaces de puntuar en Santander darán un salto enorme hacia la permanencia.

Con una plantilla local que quintuplica en costo a la de Manu Calleja, la diferencia técnica es evidente, pero puede ser la condición física la que acabe siendo un factor fundamental. Para los laredanos este será su tercer partido en ocho días, mientras que el Racing lleva dos semanas preparando este duelo. Lo normal, como reflexionaba Manu Calleja en voz alta el viernes es que "a partir del 70', si el partido está igualado, se puede notar el mayor esfuerzo que hemos hecho nosotros en estos quince días. Intentaremos compensarlo con nuestra motivación".

Solabarrieta no va a poder contar en este partido con Camus, Jon Ander, Matic y Gerson (aunque este ha entrado en convocatoria como relleno), pero la profundidad de banquillo de este equipo es, a priori, incomparable en este grupo. Pierde a dos centrales pero tiene todavía tiene tres de garantías, Mantilla, Gil y Villapalos, para elegir y la ausencia del delantero centro titular la tiene que suplir con uno de los extranjeros fichados esta temporada, Cedric, que llegó de la Primera belga, y Luan Capanni, cedido por el Milan. Nada menos. Todo apunta a que será el brasileño el que arranque en el terreno de juego. Será su primer examen como racinguista. Y será con público en las gradas. Por fin.

Con el 4-2-3-1 asentado en un equipo que ha mejorado de manera evidente en cuanto a resultados y que progresa, sin alardes, también en el juego, las opciones de Aritz Solabarrieta son tantas que nadie puede asegurar a ciencia cierta que vaya a jugar Nana o Íñigo como escolta de Riki. Ni tan siquiera el partidazo del de Ampuero ante el Leioa le garantiza la plaza. Algo parecido sucede la mediapunta entre Pablo Torre y Cejudo. El de Ondarroa parece haber llegado a la conclusión de que ninguno de los dos tiene 90' en las piernas y pretende tener un enganche de muchos quilates sumando a los dos, 60'+30' para entendernos.

Menos combinaciones tiene para hacer Manu Calleja. Con la baja segura de los sancionados Siafá y Peredo, los cedidos Goñi y Saúl (cláusula del miedo, ya saben) y del lesionado Diego Portilla, el técnico de Beranga está a la espera de ver si llega a tiempo Borja Ares, que ha completado las dos últimas sesiones de entrenamiento. Si puede jugar, hará pareja con Toboso en el centro de la defensa. Salvo que Calleja decida dar un golpe de timón y abandone el 4-4-2 que es marca de la casa, el once inicial podría cantarlo cualquier seguidor del Charles. En cambio, si opta por meter un tercer jugador en el centro del campo en apoyo de David Sanz y Manu Ortiz, podría entrar Nacho Altadill o Faouzi en lugar de Iván Argos.

(Foto principal: Los racinguistas Íñigo y Ceballos sujetan el lábaro junto a los laredanos Vinatea Y Felipe Peredo)