Cutrone, la reválida de un goleador que enamoró a Italia

Patrick Cutrone (1998) creció a orillas del lago Como, a 40 kilómetros de Milan. Sus primeros goles se los marcaba a sus abuelas Mafalda y Giuseppina en el pasillo de su casa. Su primer equipo fue el Parediense, aunque a los 8 años entró a la cantera del AC Milan. De padre futbolista, Cutrone siempre soñó con poder dedicarle algún día un gol a su familia en el Giusseppe Meazza y el sueño se hizo realidad el 3 de agosto de 2017. Su familia lo es todo para él y el tatuaje que tiene en su antebrazo, que besa cada vez que anota, está dedicado a ellos.

Cutrone tenía cuatro ídolos de infancia y juventud: Shevchenko, Van Persie Huguaín e Inzaghi. La sombra de la leyenda italiana, que fuera entrenador suyo en las inferiores del Milan, le acompañó en sus inicios profesionales. Cutrone tenía 19 años y muchos en Italia le comparaban. Sobre todo cuando siete de sus ocho primeros goles en la Serie A los anotó a un toque, un don que tanto explotó en su dilatada carrera el Pippo. Montella fue el entrenador que le llamó a filas para el primer equipo rossonero; Gattuso, el que le dio continuidad.

“Cada vez que salía al terreno de juego, la rompía”, cuenta Amedeo Carboni, mito italiano del valencianismo. “Es un chico que transmite intensidad, ganas, pasión… espero que en el Valencia recupere la confianza que desde que se fue de Milan le ha faltado y que creo que es la razón de lo que no le haya ido después tan bien como cuando se estrenó”, apunta.

Cutrone, en su primera temporada como profesional, además de ganarle el puesto a André Silva y Kalinic, fichajes estrella aquel verano para la delantera del Milan, anotó 18 goles en 46 partidos. Esa temporada, la 2017/2018, le llevó a debutar con Italia contra Argentina y ser uno de los nominados al Golden Boy. En total, Cutrone ha marcado 35 goles en 152 partidos y ha dado 15 asistencias. “Es un buen delantero, lo es, pero no es el clásico 9; es un jugador de trabajo colectivo y que necesita moverse por diferentes zonas del campo”, describe Carboni.

Cutrone aterriza en Valencia para volver a ser el que era y el que no llegó a ser ni en el Wolverhampton (28 partidos, 3 goles) ni en la Fiorentina (34 partidos, 5 goles; los cinco en los 11 partidos que jugó los 90’). Ese es el reto personal que se ha marcado a fuego para los cinco meses que tiene firmados con el club de Mestalla, una entidad en la que cogerá el testigo de arietes italianos como Lucarelli, Di Vaio, Corradi o Simone Zaza, quien también llegó a Valencia cuando su carrera estaba en punto muerto y que se fue con el cariño de la grada por su entrega. “Daré el máximo por este club” profetizó Cutrone en sus primeras palabras como valencianista.