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ELCHE

Christian Bragarnik cumple un año a los mandos del Elche

El empresario argentino, alejado de los focos, mueve los hilos del Elche al que ha logrado ascender en su primera temporada y establizar sus cuentas.

Christian Bragarnik
Sonia Arcos / Elche CF

Christian Bragarnik, año I. El empresario argentino, cabeza visible de la sociedad Score Club 2019, celebra a diez mil kilómetros de distancia su primer aniversario al frente de la entidad franjiverde. Ya han transcurrido 365 días desde que el 3 de diciembre de 2019 firmara en la notaría de Francisco y Daniel Tornel, en la Avenida de la Comunidad Valenciana de Elche, la compra del paquete accionarial de Tenama Inversiones, la sociedad con la que José Sepulcre ostentaba el poder absoluto en el club ilicitano, por un montante superior a los 20 millones de euros cuyos pagos se han repartido en el tiempo.

Desde que Bragarnik asumió las riendas del Elche todo ha salido rodado. El argentino ha sido capaz de mover los hilos del club desde la dedicación en las horas y el silencio en las formas, a partes iguales. Durante todo este tiempo ha alternado largos periodos en Argentina, como en la parte inicial de la pandemia, con otras fases en las que se instaló en su domicilio ilicitano para hacer jornada completa en su despacho del Martínez Valero. A la ciudad llegó a traer a su esposa y a sus cuatro hijos durante más de un mes.

Para los aficionados, ha resultado llamativo que haya sido incapaz de mostrarse ante los medios nacionales para explicar las líneas maestras de su proyecto. Sí lo ha hecho en varias ocasiones ante la prensa argentina, con apariciones contadas y medidas. En el ámbito local, su presencia mediática se ha limitado a una entrevista concedida a la página web del Elche CF, el pasado 30 de octubre, para explicar alguna de sus intenciones al frente del club ilicitano: “Soy un soñador y vamos a trabajar todos los días para hacer un Club grande a medio y largo plazo”. “Estamos trabajando en un plan estratégico que presentaremos a final de año para que la gente pueda saber qué pretendemos”, anunció.

Bragarnik regresará a mediados de este mes con el tiempo justo para cumplir su palabra. También para reanudar el trabajo en el área deportiva, pensando en mejorar la plantilla de Jorge Almirón en el mercado de invierno; en el aspecto económico, con el cumplimiento de los plazos para la compra de las acciones de Sepulcre y la Junta General de accionistas del próximo 29 de diciembre; y en lo institucional, con el objetivo de avanzar, entre otros proyectos, en la construcción de la futura ciudad deportiva del Elche y una profunda remodelación del Martínez Valero para ofrecer más comodidad y servicios a los abonados dentro y fuera del estadio.

La aparición de Bragarnik propició la llegada de las primeras dudas en torno a sus intenciones y a su proyecto. Se vaticinaba que volcaría su agenda de jugadores en la plantilla del Elche para utilizar al equipo como trampolín en el fútbol europeo. En su primer mercado, antes de asumir la mayoría accionarial, tan solo medió para cerrar la cesión, a mínimo coste, de Danilo Ortiz. Para entonces, Nico Rodríguez ya había agotado el presupuesto que le ofreció Sepulcre para contratar a Pere Milla, Ramón Folch, Fidel Chaves, Nuke Mfulu y los cedidos Andoni y San Román. En enero llegaron Escriche, Jonathas, Víctor y Josema, todos de la agenda de la dirección deportiva.

Christian Bragarnik cumple un año a los mandos del Elche
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En la negociación con la plantilla, Bragarnik se mostró generoso y pactó una prima cercana a los seis millones de euros en caso de lograr el ascenso, un acuerdo que propició sus más y sus menos con Sepulcre para determinar qué parte le correspondía asumir al empresario ilicitano del desfase que ese desembolso generase con cargo a esta temporada. Ambas partes, unidas por una estrecha relación personal y profesional, finalmente se entendieron. Por eso, Sepulcre presume de que “todo está al día” para que Bragarnik siga al frente del Elche. En caso de incumplimiento, el expresidente podría recuperar el control y el argentino perder lo invertido, aunque ninguno de los dos quiere llegar a ese extremo.

A pesar de vivir alejado de los focos, hace tiempo que Bragarnik asume todas las decisiones de calado en la entidad. Nada más llegar echó para atrás la ampliación y mejora del contrato del Óscar Gil. El canterano iba a pasar de tener contrato y sueldo del filial a subirle la cláusula y multiplicar su contrato, a partir de esta temporada, por el doble de lo que la campaña pasada cobraban varios de los pilares del equipo. Por ejemplo el también lateral Juan Cruz. Bragarnik marcó el terreno para aclarar que no estaba dispuesto a pagar a cualquier precio. Aquella desautorización levantó ampollas y rompió la negociación con el jugador ilicitano, que al final abonó su cláusula de 500.000 euros y se marchó al Espanyol.

La no renovación de Pacheta provocó un cisma en el mundo franjiverde. El de Salas de los Infantes cumplió con matrícula de honor con todos los objetivos que se le marcaron desde su llegada: ascenso a Segunda, permanencia en el fútbol profesional y ascenso a Primera con el quinto presupuesto más bajo de la categoría. Para Bragarnik fue insuficiente y decidió prescindir del héroe Pacheta para apostar por Jorge Almirón. El técnico argentino del Elche ha protagonizado un gran inicio al frente del equipo en Primera, a pesar de las dificultades en el arranque de la temporada y de contar con el presupuesto más bajo de la categoría. Con 13 puntos sumados de los 27 disputados, el Elche se proyectaría con este ritmo a los 55 puntos, más que de sobra para mantenerse. Eso sí, la cuesta de diciembre se empina ahora con cuatro de los cinco próximos partidos ante rivales de Europa: Villarreal, Granada, Atlético y Real Madrid.

Con Bragarnik al frente, el Elche ha culminado el pago de la deuda histórica con la Agencia Tributaria. El principio de este fin proviene de la etapa de Diego García en la presidencia, en 2018 y con el equipo recién descendido a Segunda B. El argentino ha soportado en su proyecto el pago del 50% de los traspasos realizados durante su mandato con las ventas de Gonzalo Villar, Yacine Qasmi, Óscar Gil y, sobre todo, Juan Cruz. Sin olvidar las aportaciones de Sepulcre, entre 2018 y 2019, para mantener a flote la situación económica en tiempos en los que el viento soplaba en contra de las velas.

Esta temporada han llegado 14 fichajes y gran parte de la planificación la ha soportado Bragarnik, con las incorporaciones de seis argentinos (Iván Marcone, Diego ‘Ruso’ Rodríguez, Sánchez Miño, Emiliano Rigoni, Lucas Boyé y Guido Carrillo), el colombiano Jeison Lucumí y otros nacionales como Raúl Guti, de cuyo fútbol dicen que Bragarnik se encandiló en el playoff de ascenso a Primera. Diego González, Cifuentes (representado por el argentino Gonzalo Gaitán), Koné, Tete Morente, Luismi Sánchez y Antonio Barragán se asocian más a la agenda del director deportivo, que pronto se desmarcó para dejar caer que la firma de este equipo correspondía al que mandaba. Ahora que las cosas van bien todos quieren subirse al barco.

De la mano de Bragarnik también llegó Almirón junto a su equipo de trabajo: Pablo Manusovich y Diego Osses, más Jesús Muñoz como segundo entrenador. Y Jorge Raffo, ex de Boca Juniors, FC Barcelona y Shakhtar Donetsk, un apasionado de la formación en la cantera y que está grabando a fuego sus métodos en el fútbol base. La confianza en el Coqui es absoluta y por eso el dueño del Elche quiere poner en sus manos la futura ciudad deportiva. “No puedo firmar al mejor para dirigir la cantera y ponerle a compartir campos con el resto de equipos de la ciudad”, reconoce en sus círculos íntimos el propietario.

Y si Bragarnik se ha mantenido en la sombra, mucho más lo han hecho sus socios y estrechos colaboradores. Él mismo ha reconocido, en un par de ocasiones, que los delanteros argentinos Darío Benedetto y Gustavo Bou forman parte de su sociedad. Más escondidos están Ricardo Pini, quien le acompañó en su primer aterrizaje en Elche para supervisar el estado de las cuentas como paso previo a la inversión; así como Omar Floro, que forma parte del Consejo de Administración; o Gustavo Papagna, a quien ha sido habitual ver por las oficinas del Martínez Valero. Fede Zomero, otro argentino, le puso los ojos en cada entrenamiento mientras que Bragarnik estuvo en Argentina durante la pandemia.

Este jueves se cumple el primer año de Bragarnik en el Elche con el deseo de asentarse en Primera y soñar con algo más que la permanencia. El argentino viene a ganar y la mejor manera de conseguirlo es tener al club en lo más alto. El Elche se ha convertido en su primera actividad y el lugar en el que ha asentado su despacho y, quién sabe, puede que su futura residencia. Al final, el roce hace el cariño y aunque el dinero no da la felicidad, ya se sabe que ayuda. Y el domingo, Villarreal-Elche.