El Arsenal cambia de identidad y se asoma al precipicio
Los trece puntos que suman los de Arteta son la peor marca a estas alturas desde la temporada 1981-82. Han perdido cinco de los últimos ocho partidos.
El 29 de noviembre de 2019, Unai Emery era despedido del Arsenal y Mikel Arteta ocupaba su lugar días después (el 22 de diciembre), tras una etapa intermedia con Ljungberg al cargo. La aventura en el Emirates era la primera como primer entrenador de un Arteta que había bebido de las enseñanzas de Guardiola en el City, hasta que le llegó la oportunidad adecuada. Emery dejó al conjunto gunner en octava posición y sumido en un mar de dudas. Un año después, el de San Sebastián tiene al club colocado en decimocuarta posición, con 13 puntos en 10 partidos. Es decir, el peor inicio liguero desde la temporada 1981-82. Pero, ¿es este el peor Arsenal en casi 40 años? Hay sombras, pero también luces.
A comienzo de curso, las sonrisas y la esperanza copaban las conversaciones entre los aficionados. En apenas unos meses, Arteta logró cambiar al equipo, se ganó un ascenso y les convirtió en un proyecto, a priori, sólido. Aseguró la Europa League gracias a su primer título como entrenador, la FA Cup. Ahí logró victorias de mérito, eliminando al Manchester City en semifinales y batiendo al Chelsea en la gran final (2-1 con doblete de Aubameyang). Para dar mayor empaque y cimentación al proyecto, superarían en penaltis al Liverpool en la Community Shield. Segundo título y otro brote esperanzador.
Además, el técnico vasco hubo de lidiar con varios frentes abiertos de manera interna. Castigó a Özil y a Guendouzi con la grada perenne y devolvió galones a un Xhaka cuyo futuro estuvo en duda tras un enfrentamiento con la afición. Mientras que en lo que respecta al mercado, incorporó a Thomas Partey sobre la bocina para cubrir el agujero de la sala de máquinas y a Gabriel para hacer lo propio con el defensivo. Ambos han encajado como un guante en el equipo y están siendo de las notas más amables de este comienzo.
Como guinda, logró convencer a Pierre Emerick Aubameyang para que firmase su renovación y liderase a este renovado Arsenal a cotas mayores y a Dani Ceballos para que repitiese cesión en Londres. Todo encajaba y en el amanecer de la temporada, nueve puntos en las primeras cuatro jornadas aventuraban un cambio de rumbo definitivo. Desde la victoria ante el Sheffield United (2-1), una victoria de mérito en Old Trafford (0-1) y paramos de contar alegrías. Empate en la visita a Leeds (0-0), derrota en la visita al Etihad (1-0) y tres fracasos en el Emirates ante Leicester (0-1), Aston Villa (0-3) y Wolverhampton este fin de semana (1-2). Trece puntos en diez partidos. Es decir, peor bagaje desde hace 39 años.
Mutación con el gol como nuevo enemigo
El principal problema de este Arsenal 2020-21 es que ha logrado tapiar, relativamente, el agujero defensivo del pasado, pero se ha quedado sin pólvora. Mientras que ha recibido 12 goles en 10 partidos, número que le convierten en la sexta mejor defensa del campeonato, solamente ha marcado 10, el quinto peor ataque. En un equipo diseñado para amasar la bola y generar ocasiones, donde se han invertido muchos millones en la vanguardia, Aubameyang, uno de los delanteros con el colmillo más afilado del continente, solamente lleva dos goles en la Premier a estas alturas. Mientras que fichajes titánicos como Nicolas Pépé, llegado previo pago de 80 millones al Lille en el verano de 2019, solo ha marcado uno, siendo los tres goles de Alexadre Lacazette la mejor marca de la plantilla.
Partidos como el realizado ante el Wolverhampton (1-2) son buena muestra de este cambio de identidad. Los Gunners cayeron derrotas, pero simplemente permitieron dos tiros a puerta en todo el partido. Dos disparos que, desgraciadamente para sus intereses, acabaron dentro de la portería. Por el contrario, el tanto logrado llegaría tras un potente cabezazo de un Gabriel que, a pesar de ser central, lleva los mismos goles en liga que Aubameyang. El gabonés, como recogen en la BBC, apenas tocó el esférico en la primera parte (ocho veces y tres de ellas para sacar una falta), y en el segundo tiempo falló un par de ocasiones que hubieran cambiado el sino del partido. El Arsenal no muerde en ataque, aunque ahora lo haga en defensa, y eso le está costando demasiados puntos.
Sin excusas
Mikel Arteta, tras el partido, no quiso acompañar la derrota de excusas y asumió la culpa de la falta de eficacia del equipo: "Tuvieron dos tiros a puerta y marcaron en ambas ocasiones. En la segunda parte, el equipo mostró resiliencia, unión y creencia en que se podía dar la vuelta al partido. Creamos ocasiones, pero todos los jugadores pasan por periodos en los que les cuesta marcar goles. Es mi responsabilidad que el equipo anote más goles. No hay excusas. Tenemos que mejorar".
El técnico es consciente del problema. La falta de gol ha hecho que el Arsenal sume las mismas derrotas (5) en los últimos ocho partidos ligueros que en los 22 primeros bajo el mando de Arteta. Además, convertir el Emirates en un fortín, ahora que los aficionados volverán paulatinamente a los estadios, se antoja fundamental para cambiar definitivamente el paso y dejar en anécdota este récord negativo. Los tres últimos choques como locales han acabado en derrota, siendo, junto a una racha similar al comienzo de la temporada pasada, las únicas veces que han sufrido semejante atasco en casa en toda su historia. El gol, otrora compañero inseparable del Arsenal, ahora es su mayor debe.