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ENTREVISTA A AMUNIKE

"Da que pensar que no haya un entrenador africano en el fútbol profesional español"

Emmanuel Amunike analiza para AS su trayectoria de futbolista, con los episodios más interesantes de su trayectoria, y sus planes de presente y futuro como entrenador.

"Da que pensar que no haya un entrenador africano en el fútbol profesional español"

Emmanuel Amunike (25-12-1970, 49 años; Obodo, Nigeria) ha concedido una entrevista a AS en la que relata los mejores episodios de su trayectoria como futbolista y sus planes de presente y de futuro, en su orientación como entrenador. Espera una oportunidad para hacerse cargo de algún equipo español.

¿Por qué te instalaste en España y desde cuándo vives en nuestro país?

Conocí a mi mujer mientras jugué en España, primero en el Barça y después en el Albacete, y después de retirarme en 2004 me instalé definitivamente en Cantabria porque mi mujer es cántabra y mis hijos también nacieron aquí.

Después de retirarte como futbolista en 2004, comenzaste la carrera de entrenador, llegando incluso a ser campeón del mundo en 2015 con Nigeria Sub-17, en Chile. Tu último equipo ha sido El Makasa de Egipto, pero estuviste muy poco tiempo, ¿por qué?

Cuando cogí el equipo, en febrero, estaba en una situación muy complicada. Jugamos dos partidos, con dos empates, y después estalló lo de la pandemia y la liga se suspendió. El presidente me propuso involucrarme más en el proyecto como director deportivo del club, pero yo le dije que no era para lo que me habían fichado, y aunque insistió, al final rescindimos de común acuerdo y volví a España con mi familia.

Hace unos días, en la BBC Sports África se recogía esta frase tuya: "Es frustrante y decepcionante que después de jugar y haberte formado como entrenador en España, los africanos no seamos considerados para poder entrenar en el país". ¿Crees hay racismo en algunas esferas del fútbol?

Mira, yo creo que todos debemos ser tratados igual, sin importar el color de la piel, lo que debe prevalecer es la valía. El fútbol ha cambiado mucho con respecto a los años ochenta y noventa. Ahora hay más oportunidades de ir a otros países para demostrar tus conocimientos. Yo soy nigeriano, pero España es mi casa, mi familia es de aquí, he estudiado y me he sacado los tres niveles de entrenador en Cantabria... pero hay miedo en escuchar la realidad: uno ve los equipos de Primera, Segunda o Segunda B y se da cuenta de que no hay ni un solo entrenador africano. No digo que España sea racista, pero da que pensar. Nigeria tiene un seleccionador alemán y se le trata como uno más. Y a Guardiola o Luis Enrique alguien tuvo que darles una oportunidad para demostrar su valía. Yo tengo experiencia acreditada y espero que me salga una oportunidad para demostrar mis conocimientos. Yo confío en que un día pueda seguir haciendo cosas interesantes.

¿Has tenido ofertas de España?

No. Tengo un representante español que está mirando posibilidades desde 2015, pero no ha salido nada aquí. A mí me encantaría entrenar en España, porque sus competiciones profesionales son muy fuertes y, desde el punto de vista personal, me gustaría estar más cerca de mi familia.

¿Quién te ha influido más como entrenador, Robson, Mourinho, Van Gaal o has aprendido más de otros entrenadores?

Todos me han influido, los que has citado, aunque Van Gaal y yo nunca estuvimos en la misma línea, y antes David McKay, que me entrenó en El Zamalek y confió en mí siendo muy joven, y Queiroz, con el que coincidí en el Sporting de Portugal y siempre apostó por mí. He intentado aprender de todos y asimilar lo mejor de cada uno de ellos.

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¿Y a qué estilo se acerca más Amunike, al de Guardiola, Mourinho, Simeone, Zidane…?

Todos son válidos. Lo importante es la disciplina, porque sin ella es difícil, y saber qué hacer cuando se tiene el balón y cuando no. Es muy importante que haya comunicación y que el mensaje del entrenador llegue al jugador.

Vayamos con tu carrera como futbolista: en 1994 diste el salto a Europa desde El Zamalek de Egipto al Duisburgo de Alemania, pero fue fugaz, porque enseguida recalaste en el Sporting de Portugal, ¿cómo fue aquella situación?

En aquel año, disputé un partido amistoso con la selección de Nigeria ante el Duisburgo, en Holanda, como preparación para el Mundial (de Estados Unidos, en 1994). Después, el presidente y el entrenador del club alemán vinieron al hotel donde estábamos concentrados para decirme en persona que querían ficharme. Era mi gran oportunidad de dar el salto a Europa, pero les dije que tenía contrato con El Zamalek y que debían hablar con el presidente. Viajaron a El Cairo, donde parece que llegaron a un acuerdo. Yo disputé el Mundial y, a la finalización, el Sporting de Portugal se interesó en mí y también hablaron conmigo. Yo velé por mis intereses y el Sporting de Portugal era mejor opción, y así se lo hice saber al presidente de El Zamalek. Al final, la FIFA tuvo que mediar y acabé jugando en el Sporting, después de alrededor de tres meses en los que me entrenaba con el equipo, pero no podía jugar hasta que hubiese una resolución.

En agosto de 1996 fuiste campeón olímpico con la selección de Nigeria, en Atlanta, y en ese verano ya hubo contactos para ser jugador del Barcelona, pero el fichaje se frustró dos veces, ¿por qué?

Mi último partido con el Sporting fue la Supercopa de Portugal ante el Oporto, que disputamos en el Parque de los Príncipes de París, a finales de abril de 1996, y ahí me lesioné en la rodilla. Una vez me recuperé, disputé los Juegos Olímpicos y, tras las primeras negociaciones, fui dos veces a Barcelona para el examen médico, pero me detectaron un derrame en la rodilla y tuve que volver al Sporting.

Finalmente, llegaste al Camp Nou en diciembre de 1996. Firmaste por cinco temporadas, pero dejaste el club a los tres años y medio, en junio de 2000. ¿Qué faltó para que triunfaras en el Barça?

Yo tuve muy mala suerte con la lesión y, además, me operaron mal en Barcelona, con un experimento que no salió. Eso unido a que a la gente le costó digerir que había un africano en el equipo. A mí aquello no me afectó porque yo no caí del cielo, ya tenía una trayectoria contrastada como futbolista, pero a mucha gente esto no le importó. Intenté hacerlo lo mejor que pude, fui a Estados Unidos a recuperarme, incluso por mi cuenta, pero no pudo ser y al club tampoco le interesó.

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En el Barça coincidiste con grandísimos jugadores. ¿A cuál admiraste más?

Es verdad que tuve la suerte de compartir vestuario con Ronaldo, Rivaldo, Guardiola, Stoichkov, unos muy jóvenes Xavi y Pujol, De la Peña, Pizzi, Luis Enrique, Amor, Nadal, Kluivert…, pero me quedo con Figo, no sólo porque con él coincidí en el Sporting de Portugal y vivimos muchas experiencias juntos, sino porque es especial.

En 2000, dejas el Barça y Figo se marcha al Real Madrid. ¿Os imaginabais algo? ¿Cómo viviste aquella situación?

A mí no me sorprendió porque había que saber por qué dejó el Barça, que también le dio mucho, por el Madrid. Los directivos nunca asumen culpas cuando ocurren las cosas. Figo se marchó, no porque no estuviera contento, si no por el asunto de su renovación con el Barça. No le ofrecieron lo que sí le dio el Madrid y Florentino.

¿Fuiste feliz en el Barça?

Yo he sido feliz en todos los equipos en los que he estado y en el Barça, también, aunque no jugara muchos partidos por la mala suerte que tuve con mi lesión, pero gané títulos, me llevé bien con todos mis compañeros…

¿Crees que no se te valoró lo suficiente como futbolista en España?

No lo sé, pero tampoco me afecta. Yo he tenido el privilegio de llegar a altas cotas del fútbol como jugador.

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Siempre has dicho que tu relación con Luis Enrique era formidable. Cuándo fue nombrado seleccionador dijiste que era idóneo para dirigir a España, ¿por qué?

No sólo por su carácter y carisma, sino también por lo que fue como futbolista, que puede transmitir a los jugadores, y la valía que ha demostrado en el Celta, en la Roma y, sobre todo, en el Barcelona. Y ahora lo está demostrando en la Selección. Es un buen tipo y me alegro mucho por él, como por Guardiola, por Pizzi…

El problema del racismo en endémico en la sociedad y en el fútbol, pero ¿opinas que era más grave y patente en tus tiempos de futbolista que ahora?

Seguro. El fútbol está cambiando y en ese sentido se están dando pasos por parte de las instituciones futbolísticas. Las nuevas generaciones tienen más información y son más globales. El color de la piel cada vez importa menos.

África siempre ha sido una gran cantera del fútbol, principalmente del europeo, y se ha dicho durante años que es un fútbol emergente. ¿Qué necesita para que acabe de explotar?

Fue triste que en el Mundial de Rusia cayeran los cinco representantes africanos en la fase de grupos. El jugador africano tiene su propio estilo, que se basa en la potencia, en lo físico, y no podemos perderlo, si no conservarlo y mejorarlo. Lo que tenemos que hacer es mejorar en los aspectos técnicos y tácticos. Tenemos talento, pero sólo con eso no se llega, hay que tener carácter, mentalidad, deseo de triunfar… Y luego las federaciones de África tienen que ayudar con organización desde la base y a que los clubes africanos se beneficien más de los jugadores que venden a Europa.

Muchas gracias por atendernos.

A vosotros.